martes, 6 de marzo de 2012

CRÓNICA DE LA MEDIA MARATÓN DE SALAMANCA 2012

¡¡¡ Madre mía !!! ¡¡¡ Lanchacabrera en estado puro !!!. Siempre tenemos que ir dando la nota allá por donde vamos, y es raro que podamos correr tranquilamente alguna vez. En fin, ahí va la crónica de la Media Maratón de Salamanca.

Sólo nos faltó la cabra “

Empecé a preparar la bolsa de deporte para esta carrera un par de días antes. Tenía ganas de volver a sentir de nuevo el gusanillo de una carrera, de sentirme otra vez preparado para afrontar otro importante reto, de ir con los amigos a cualquier pueblo o ciudad a echar un rato corriendo, pues cuando estás casi dos meses en el dique seco se pasa realmente mal y estás deseando volver a calzarte las zapatillas de correr, la zamarra del club, las calzonillas etc. Por eso, no quise dejar nada a la improvisación, aunque ésta apareció en el momento más inoportuno:

10,25 h. de la mañana. Lugar: Salida Media Maratón de Salamanca. De pronto se oye por megafonía: “ Por favor los corredores del C.D. Lanchacabrera de Jaraíz de la Vera “ que se pasen por mesa. Allí, ni el tato.Bueno sí, unas chicas monas de la organización recogiendo ya los dorsales sobrantes y todo el instalache. Las hacemos encender el ordenador. Nos dicen “ vuestros dorsales han sido entregados, aquí no están “. Le digo a Germán con los nervios a flor de piel : “ Amigo, hoy no corremos “. El Presi y su compadre César buscando a los otros compañeros. Le preguntamos al spíker si podíamos correr sin dorsal. No nos contesta. Éste felicita públicamente a Alfredo por su cumpleaños. De pronto, miramos hacia un lado y, como una providencia divina venida del más allá aparece el amigo Susi que iba en nuestra búsqueda: “ Que los dorsales los tiene Labrador en el pabellón… “; “ y, dónde está el puto pabellón…”. Como alma que lleva el diablo nos vamos para allá; Allí nos esperaba Miguel Ángel , al que una inoportuna gripe le impidió correr ( que te mejores ). Y encima, casi le echamos la bulla… Disculpas amigo. Nos colocamos los dorsales y el chip de los cojones a una rapidez impresionante. Para colocarse éste, había que meter los cordones de la zapatilla por dos agujeros enanos que yo, sin las gafas de cerca, me las vi negras para acertar, y a Hernández le tuvo que ayudar un señor a colocárselo. Bajamos batiendo todos los records a la línea de salida, donde el Sr. Alcalde de la bonita ciudad charra dio el pistoletazo que marcaba el inicio . Estamos en carrera. ¡ Ufffffffff !

Rebobinando unas horas atrás. Siguiendo los pasos de la familia Labrador, de la familia Méndez y de los señores de Santos, que ya estaban desde el día anterior en la capital salmantina abriendo camino, los iluminados que nos habíamos quedado en Jaraíz, tras dar un besito de despedida a nuestras queridas esposas ( bueno, la mayoría ) que se quedaron plácidamente dormidas y con toda la cama para ellas solas, nos presentamos en la afamada plaza jaraiceña de Santa Ana a las 7, 20 h. de la mañana para emprender la salida hacia Salamanca y participar en la primera edición del Medio Maratón de dicha localidad castellano-leonesa. Allí llegamos a la hora acordada, el Sr. Presidente, su compadre César, la familia Gil Sobrino, el sr. José “ máquina “, el cumpleañeros Alfredo ( felicidades primo ), los debutantes Ismael y el ex-legionario Javier, así como el que suscribe esta breve crónica, uséase, el otro Juanjo. Inmediatamente nos damos cuenta de que allí faltaba alguien: el amigo Germán, a decir verdad, cosa rara en él. Pensamos, una mala noche, los niños, el atleti… Nada de eso. Estaba dormido como un tronco. En fin, cosas que nos pueden pasar a cualquiera…

Tras sacarnos la foto de rigor mientras llegaba el colega y, con algo de retraso sobre el horario prevsito, emprendemos la marcha. Antes de llegar al cruce de Malpartida, la segunda del día. Un individuo con cara de estreñido y con el trasero en pórporas apretando de lo lindo en plena cuneta. Pensamos, ¿ Susi ?. Que no, que va delante conduciendo. En la localidad de Hervás paramos a desayunar. Tantos cafés, donuts, napolitanas … unas tostadas. Y, ¿ cuánto tardan las tostadas?. Se conoce que la camarera había trasnochado más de la cuenta y se le había olvidado encender la tostadora. Tras más de veinte minutos de relajado y placentero desayuno y tras la visita al Sr. Roca por parte de algunos, volvemos a los coches y continuamos la ruta. Lluvia, niebla, sol, viento. ¿ Qué nos tocará ?. Iban pasando los kilómetros y algunos nos íbamos poniendo un tanto nerviosos viendo cómo iban transcurriendo los minutos en el reloj y lo justo que íbamos a andar. Otros intentaban tranquilizar: “Que son menos cuarto, si ya estamos en Salamanca…”. Bien. Ahora, busca aparcamiento. Alfredo por un lado, Susi por otro, nosotros, ni puñetera idea. Conseguimos aparcar el coche en una zona para personas de movilidad reducida, es decir, como nosotros. Pero César, que es de Majadas, se fue a buscar otro aparcamiento más aparente. Viendo la hora que era, algunos decidimos cambiarnos en el coche. ( Algunos se acordaron de cierta carrera en Mérida hace unos años…) Una meada rápida en la biblioteca pública ( menos mal que no me vio el vigilante ), el gran jefe al lado del coche de su compadre, a Germán casi le pillan con la chorra en la mano y se tuvo que dar la vuelta… Vámonos que no corremos. De pronto se oye: ¡ La carnitinaaaa ! Otra vez a abrir la bolsa…Como por allí había gente calentando decidimos dirigirnos hacia la salida pensando que allí nos estarían esperando con los dorsales…. Anuncian por megafonía que quedan cinco minutos para dar la salida. Lo que pasó a continuación ya lo he contado. A las 10, 30, sin haber podido calentar como Dios manda, algunos sin haberse acordado de coger los geles, otros sin haberse dado la empalagosa vaselina ni el radio-salil, pero con dorsal y el chip ya colocados, elegimos el globo-liebre que nos pareció y … ¡ a correeeeeeeeeeeeeeer !

Y ¿ quién dijo que la carrera de Salamanca era llana ? ¿Llana?, eso es lo que usan los albañiles para dar el yeso. Un buen rompepiernas. El típico circuito urbano en el que no coges el ritmo ni a la de tres. De pronto una cuesta abajo, ahora un giro a la derecha, luego para arriba, ahora el carril-bici… Los primeros kilómetros por la ciudad, impresionantes, con un montón de gente, aunque eso fue una constante a lo largo de toda la carrera. El paso por la calle Toro, la Plaza Mayor, alucinantes. Pero claro, calles estrechas, 1.800 locos corriendo un domingo por la mañana. Así, llegamos a un parque al lado del río Tormes y entre bolardos, bordillos, fuentes, etc, aquello se convirtió en una carrera de alto riesgo. El Presi e Ismael vieron como un colega se destrozaba la rodilla en un obstáculo de los muchos que había en esa zona. Yo tuve que abrirme literalmente de piernas para no comerme un cubo de granito que por allí estaba colocado. Salimos hacia el río, carril bici, cuesta va, llano viene… pum, pum. Cada uno, a su ritmo, iba como podía. Nos encontramos con el amigo de Jarandilla Marcelino, con otro colega de Las Casas del Castañar…También al cruzar uno de los puentes nos llegó una de las alegrías del día: allí estaba el amigo Gregorio, que también estaba después en meta para recibirnos. Yo, particularmente, hice la mayor parte de la carrera con Germán y Alfredo, pero sobre el kilómetro 15, un pinchazo en el cuádriceps izquierdo me hizo bajar el ritmo y decidí quedarme en solitario e intentar llegar lo mejor posible. En el dieciséis, más o menos, otra buena cuestecita y en el 19/20 el remate con otra subida, no muy fuerte , pero con todo el aire en contra. En el giro a la izquierda para encarar la zona de llegada, casi me estampo en un semáforo que no había visto. Pensé: “ anda, que si te tienes que retirar por haberte dado un piño contra un semáforo… “. Pero conseguí mi propósito de terminarla, aunque seguro que alguna secuela me dejará. En el resto de compañeros hubo de todo: A Susi, a pesar de hacer un carrerón, le dio el flato, a Pirchu los gemelos le hicieron una mala pasada y acabó algo renqueante; Alfredo también anduvo tocado de los isquios y aún así también lo hizo de maravilla, Germán, como es habitual en él, de menos a más terminando como una moto. Javier,el nuevo fichaje, Juanjo, César y José Antonio también corrieron como habían previsto y sin mayores contratiempos. Se pusieron una tranquila marcheta y hasta el final la fueron mantentiendo. Ismael aunque con problemas en la entrepierna , consiguió terminar la carrera.


Entretanto, el Presi en su línea, de buen samaritano , de guía turístico y montando el espectáculo con los grupos que iba coincidiendo: que si el Decathlon está haciendo mucho daño ( todo el mundo va con Kalenji… )…Y, tú ¿ de dónde vienes ?. Pues yo de Alicante. Joder, qué casualidad, nosotros también; Y, cómo se llama ese edificio, vaya fachada…Ismael que iba a su lado, estaba alucinando con lo que oía y veía. En fin, poco a poco, todos fuimos llegando sanos y salvos. Nos fuimos a entregar el aparatito de los dos agujeritos y a recoger la bolsa del corredor: camiseta de manga larga, gorra, barrita, cruasanes, revistas y UNA BOLSA DE LENTEJAS. Seguidamente, unos a las duchas, algunos a los fisios, otros a los coches a por la ropa. Para rematar el día, doy a la ducha y, como estamos en sequía, un hilillo de agua. Ismael, que estaba conmigo, lo mismo. Pensé que sería normal al estar duchándose tanta gente. Pero no, los demás, una ducha de puta madre. ¡ Vaya día ! Tras asearme como buenamente pude, me voy a cambiar y a ponerme ropa seca. Pero, ¡ sorpresa ! Con las prisas de la llegada, no había cerrado bien el bote del alcohol de romero que siempre me acompaña, y se había esparramado todito entero por la ropa interior que tenía en la bolsa de deporte. Y ¿ ahora qué hago ?... Cada uno que piense lo que quiera.

Después, lo bueno. Cervezas y pinchos. Pero no cualquier pincho. Tras tomarnos una buena cañita en un garito donde una de las guapas camareras era de Majadas, unos se fueron a comer con la familia y otros nos fuimos con el primo Alfredo, el cual, como buen conocedor del tapeo salmantino, nos llevó a la zona mejor zona de bares de la ciudad, donde nos invitó por su cumpleaños a una buena ronda. Tras reponer fuerzas a base de patatas revolconas, calamares, cochinillo, morcilla de la tierra, patatas con cabrales, magro con pimientos y un largo etcétera, nos fuimos a los coches y emprendimos el viaje de regreso a casa. ¿ A casa ?. No. Al mesón Santa Ana a rematar el día con unos buenos copazos a lo que fuimos invitados por los amigos debutantes, Ismael y Javier, tal y como manda la tradición lanchacabrerana que hace poco ha sido institucionalizada. Enhorabuena a ellos dos por haber finalizado su primer medio maratón.

En fin, otra que cayó. Creo que hay que dar un aplauso a la organización de esta carrera. Muchos voluntarios echando una mano, bicicletas acompañando a los corredores, buena señalización, Cruz Roja, el servicio de guardarropa para los que lo usaron, avituallamientos, buena bolsa del corredor, camiseta guapa, etc. Para ser la primera edición, un sobresaliente.

Bueno, tras casi doce horas fuera de casa y tras un día de esos completitos donde los haya, con un montón de anécdotas y tras correr, a mi parecer, una dura carrera, llegó la hora de descansar. ¿ Seré capaz de dormir ?. Lo veo difícil pues me duelen mucho las piernas, aunque con la goleada del glorioso seguro que conciliaré mejor el sueño.

Como siempre, un honor haber compartido viaje, carrera, cañas y pinchos con estos locos lanchacabreranos tan serios y tan buena gente. Algunos se preguntarán que cómo hemos quedado en la clasificación. Supongo que en algún sitio estará puesto. FELICIDADES A TODOS, especialmente a los debutantes, y hasta la próxima.

Como siempre, genial. No obstante, nos ha llegado otra crónica, que también pondremos en su momento.

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