martes, 11 de marzo de 2014

CRÓNICA II M.M. SUBIDA AL CAMORRO

¡ Capacha, va por ti. !

Todo queda en un segundo plano cuando en nuestra realidad más cercana ocurren sucesos como el acaecido el pasado sábado en Jaraíz. Todos nos despertábamos en este fatídico día con la trágica noticia del fallecimiento de “ Migue “, como le llamábamos unos o “ Miguelín “ como le llamaban otros, cuando jugaba a uno de los deportes que más le gustaban y que ya llevaba tiempo prácticando, como es el pádel. Su corazón se paró e inundó de una inmensa tristeza a sus familiares, amigos, conocidos y a todo el pueblo de Jaraíz en general. Casi todos conocíamos a Miguel. Un tío amable, simpaticón, cariñoso,deportista, amigo de sus amigos, siempre con la sonrisa por bandera y con ganas de agradar; Un tipo que valía para trabajar y, a la vez para pasárselo bien. Muchos nos acordaremos de cómo nos atendía cuando tuvo su bar debajo de su casa en la calle Zaragoza, de las discusiones futboleras acerca de su Real Madrid, de oír los acordes de su guitarra cuando pasabas por el portal de su casa...Todos le recordaremos también con su disfraz de gitano en estos últimos carnavales que a tanta gente hizo sonreír. Ayer le despedimos con una iglesia abarrotada de jaraiceños que no se podían creer que, de golpe y porrazo, la vida de este buen hombre de 40 años se esfumara para siempre. Amigo Migue, Miguelín, tú siempre estarás con nosotros. Yo, como vecino tuyo, no podré evitar el mirar a la puerta de tu casa cada vez que pase al lado. Sé que nunca más te veré, pero siempre te recordaré.

Desde el C.D. Lanchacabrera queremos enviar un fortísimo abrazo a toda su familia. A su padre, a su madre y a sus hermanas Chelo y Julia, a su cuñado Miguel Ángel y a sus queridos sobrinos. También, cómo no, a su primo Luis mi, componente de nuestro club, que lo está también pasando mal. Y, lógicamente, a su grupo de amigos y amigas que, como son tantos, no podría enumerarlos, con los que siempre estuvo y que siempre estarán con él. Amigo Migue, descansa en paz.

Y con ese tremendo amargor en nuestros corazones, nos dispusimos ocho lanchacabreros a participar el domingo 9 de marzo en la II Edición del Medio Maratón “ Subida al Camorro “ de Castañar de Ibor. A las ocho de la mañana nos presentamos en la Plaza de Santa Ana, el primo Alfredo, Susi Gil y el niño Sergio, Miguel Ángel Gómez y el que suscribe, J.J. JesPil. En Castañar nos esperaban Javi “ Vete “ y Migue “ Labra “ y posteriormente llegó Raúl Mérida. También nos acompañó el amigo del C.D. Hispania, Marcial. Antes de partir para Los Ibores, apareció por allí el cuacareño Dionisio, acompañado de su mujer, que también se dirigía hacia Castañar, a los que, desde aquí, aprovechamos para felicitarles por el vigésimo tercer aniversario de su matrimonio.

Tras la foto de rigor que nos sacó nuestro reportero Tomás, nos montamos en los coches. Los que íbamos con Susi, le pedíamos consejos para afrontar esta prueba de montaña pues él ya la había corrido el año anterior, a igual que Labra, Javi y M.Ángel. Escuchamos su sabias palabras, sobre todo los que no habíamos corrido nunca una carrera de estas características y, luego, cada uno, intentó llevarlas a la pŕactica como buenamente pudo.

A eso de las 9 de la mañana llegamos a Castañar. El implacable Camorro que se alzaba a nuestros pies nos dio la bienvenida. Aparcamos el coche al lado de la casa de Javi que, como buen anfitrión, nos estaba ya esperando. Acompañados por nuestro guía de excepción, cogimos las bolsas y nos dirigimos hacia la plaza del pueblo, lugar de partida del medio maratón.Y como el colega Javi nos quería ir metiendo miedo, nos subió por la cuesta final por la que terminaba la carrera. Dieron ganas de volverse al coche y regresar a Jaraíz. Nos acordamos del cubilete de Coria que tanta fama tiene por ahí. Ni punto de comparación. ¡ Madre mía, lo que nos esperaba !

Pese a que había un sol radiante, hacía frío y corría cierta marea. El termómetro marcaba a esa hora 7º grados aproximadamente. Allí estaban ya los organizadores preparando el arco de meta, repartiendo los dorsales... Poco a poco fueron llegando los alrededor de  90 corredores que íbamos a participar. Alguna que otra cara conocida como Batuecas, el mencionado Dionisio, pero no muchas más pues a estas carreras de montaña no suelen acudir muchos de los habituales que vemos en otras.

Para mí, la llegada a esta Plaza de España tuvo un sabor muy especial. En Castañar pasé cuatro de los años más felices de mi vida trabajando en el CP. Rodrigo Dávila Martín. Allí hice muy buenos amigos con los que aún tengo mucha relación y con otros que ya no están entre nosotros. Estando en este pueblo me casé y en la misma Iglesia, desde la que partía la carrera, bautizamos a mi hija Pilar. Pronto empezaron a llegar caras conocidas para mí, antiguos alumnos y alumnas ( Antonio “ Piña “, Marco, Esther, Erika, Guadalupe, Isabel…), mi amigo “ Mogango ”, e incluso compartí carrera con un par de ex-alumnos. Por ello, ya que el año pasado por mi lesión no pude venir, sabía que este año no podía faltar.

En fin, fuera ya sentimentalismos, nos dispusimos a cambiarnos en el Salón de Actos del Ayuntamiento y empezamos el típico ritual de embadurnamientos y decidir la indumentaria. No había muchas dudas: con los tirantillos sería suficiente ya que, aunque hacía fresco, luego seguro que no hacía falta nada más. Aún así, algunos, tras salir a calentar, decidieron ponerse algo más debajo de la equipación ( es que los hay muy frioleros ).

Unos minutos antes de las diez de la mañana, el spíker de turno nos fue llamando para pasar el primer control de dorsales. Y a las 10 horas, con un montón de gente en la plaza castañera, se dio la salida a esta II Edición de la Subida al Camorro. Nos esperaban 21 duros kilómetros por pistas, cortafuegos y senderos por los alrededores de este bonito pueblo y un por maravilloso entorno natural en el que la primavera ya empezaba a mostrar todo su esplendor.

Tras un callejeo de unos quinientos metros por las calles de Castañar, ¡ zas !, la primera pared. En fila india, prácticamente, encaramos unas durísimas rampas por el paraje denominado El Postuero. Fue una ascensión de 2,5 kilómetros y sin un solo descanso. Labra y Sergio, se colocaron en uno de los grupos delanteros. Miguel Ángel, que empezó algo retrasado también empezó a ganar posiciones. Nos extrañó ver que Susi no subía como en él es habitual. Pasé a su lado y me comentó que no le iban las piernas. Excepto Raúl, que iba más retrasado, tanto Javi, Alfredo, Susi y yo encaramos juntos esa dura ascensión.
Al finalizar el Postuero nos ofrecieron el primer avituallamiento e inmediatamente llegaron las primeras rampas del susodicho Camorro. Ahí ya no se podía correr. Casi un kilómetro de durísima ascensión por un cortafuegos con una pendiente máxima del 35 %. Los gemelos empezaron a apretarse y mi espalda empezó a darme unos avisos que antes no había tenido jamás.” Piano, piano “ fuimos ascendiendo hasta llegar a la parte final en el Collado de las Plazuelas. No llevábamos ni cinco kilómetros y parecía que lleváramos veinte. Aquí nos dieron un avituallamiento sólido antes de empezar el fuerte descenso. Como cabras locas nos lanzamos hacia abajo entre piedras sueltas y regatos hechos por el agua caída estos meses atrás. En el kilómetro seis habíamos hecho ya el descenso más fuerte. Aquí Susi me adelantó. Mis piernas, en ese momento, me decían que me fuera con él, pero mi cabeza me dijo que no. La hice caso y creo que acerté. Por delante, Sergio, Labra junto con Dionisio, bajaron como suicidas. Detrás les seguía un Miguel Ángel que tampoco estaba teniendo su mejor día. Detrás de mí y de Susi, a no mucha distancia nos seguía el primo Alfredo que estaba abriendo hueco respecto a Javi.
Raúl seguía a su ritmo en posiciones más atrasadas. Ahora la carrera discurría por amplios caminos y pistas forestales, siempre en descenso, si bien con algún que otro tobogán. El ritmo era alto. Desde el km. 5 hasta, prácticamente, el 16, en ningún momento, en mi caso, subí de 5 km/h; incluso hubo algún kilómetro a 3,38 y otros muy cercanos al 4. Creo que ahí estuvo la clave de lo que, al menos a mí, me iba a pasar después.Lo iba a pagar, y eso que estaba avisado. Sobre el km. 10, cruzamos la carretera de Navalvillar y encaramos la segunda parte de la prueba. Continuamos descendiendo aún pero los toboganes ahora eran más continuos y ya empezaban a ir pasando factura los kilómetros. Muchos parroquianos que estaban en el campo quemando ramujos salían a saludarnos y darnos ánimos; Se olía el aroma de algún que otro choricillo asado para “ hacer las once “ en el huerto de otros paisanos… El tercer avituallamiento se hizo esperar y ya andábamos con ganas de beber y tomarnos el gel de costumbre. Me alegré volver a ver por allí a amigo “ Gregorio Mogango “ que me dio ánimos. En el Km. 12, el ansiado agua. Pequeño parón para beber del vaso y continuamos. Íbamos llegando al Río Ibor y sabíamos que lo peor estaba aún por llegar. Antes de cruzar la carretera de Robledollano, Km 15, tuvimos otro avituallamiento sólido y líquido. Y nada más cruzar la carretera, encaramos los cinco kilómetros finales. A partir de aquí perdí de vista a Susi cuya gorra naranja me iba dejando verle entre las curvas y las cuestas. Cruzamos hacia el camino “ Cuesta de las Higueras “ donde entramos en una zona de auténtico rompepiernas hasta coger la pista forestal “ Valde las Huesas “ donde empezó, sobre el km 17, el calvario final. Si dura fue la primera parte de la carrera, la zona en las que nos encontrábamos ahora no tenía nada que envidiar, con zonas de no poder correr, tener que echar pie a tierra y tener que andar nuevamente. Aquí ya se trataba de llegar a meta de la forma más decente posible y de terminar la pruebecita.
En el km. 19 el dolor de gemelos y de espalda se agudizó lo que me impedía correr correctamente. Llegando a la entrada de Castañar por el camino del cementerio, me adelantó la chica que ganaría prueba femenina y llegué con ella hasta  los metros finales. Entramos en el pueblo y pasamos al lado del colegio y de la que fue mi casa durante los años que allí estuve. Pero la cabeza no estaba para recuerdos. Había que terminar aquello como fuera. Pero amigos, la cosa no acababa aquí. Nos quedaba volver a subir a la Plaza de España por la durísima y empinada calle que conocimos al principio. Fueron unos 300 metros terribles que parecía que no se iban a acabar nunca. Sacamos fuerzas de donde nos las había y, con el ánimo y los aplausos de esta amable gente de Castañar, fuimos llegando a meta. 

Sergio lo hizo tras pasarse 01:45:51 sufriendo como los demás y finalizando en el segundo puesto de su categoría.¡ ENHORABUENA CAMPEÓN !. Enseguida apareció por meta el castañero de adopción, Labra en 01:46:21. M. Ángel Gómez, pasándolo peor que en otras ocasiones finalizó en 01:48:50. Susi, pese a ir de menos a más, no encontró su habitual ritmo en ningún momento y tal vez el Maratón de Sevilla pudo pasarle factura. Aún así terminó en 01:50:51. Un par de minutos después, 01:52:48, llegué yo tras pasarlo realmente mal ( supongo que como la inmensa mayoría ) en los kilómetros finales y jurando en arameo. Enseguida llegó el primo Alfredo con 01:53:03. Javi, que mejoró en varios minutos su registro del año anterior cruzó la meta en 01:62:33 y Raúl Mérida con tanto o más mérito que el primero, acabó la prueba en 02:21:43. El vencedor de la prueba fue el atleta Víctor Rodríguez Castellano con tiempo de 01:26:52 y la primera chica, la corredora madrileña Belén Díez Camacho con 01:52:46.

Nada más terminar, recogimos los bártulos del guardarropas y nos fuimos Susi, Sergio, Alfredo y yo a darnos una reconfortante ducha a casa de Javier y de Nieves que, amablemente, nos lo habían ofrecido anteriormente y a los que agradecemos que nos abrieran, literalmente, las puertas de su casa.

Y para terminar, nos fuimos nuevamente a la Plaza a tomar unas cervecitas, ver la entrega de trofeos en la que volvimos a ver a nuestro Sergio subirse al segundo lugar del cajón y, posteriormente, acompañados por Dionisio, su esposa y Marcial, nos dirigimos a degustar una exquisita paella que un restaurante de la localidad había dispuesto para corredores y acompañantes. 

Y finalizamos la jornada, tomándonos un reconfortante café en uno de los muchos bares de esta hospitalaria localidad. Y como yo no me podía ir sin ver a mis amigos Pedro y Alicia, fui a hacerles una visita relámpago y les di un buen alegrón.

Y así terminamos todos esta dura carrera de montaña. A algunos no les parecerá dura pero para otros ha sido la prueba más exigente que hemos corrido. Yo creo que tardaré mucho tiempo  en volver a hacer un medio maratón de este tipo. En el tiempo que llevo corriendo ha sido la primera de montaña que hago y tal vez sea la última. A mí me gusta correr para disfrutar y pasarlo bien y lo de ayer domingo fue todo lo contrario: no disfruté en ningún momento, ni siquiera bajando.Tal vez, los carnavales o una escasa preparación para carreras de montaña también ha influido. En fin, como carreras hay todos los domingos y para todos los gustos, elegiremos las más apropiadas. Pero, esto, al menos, no es para mí. Algunos pensarán que soy un exagerado. Pues muy bien, allá cada cual. Pero bastante mal lo pasamos en muchos momentos de la vida diaria como para, encima, el domingo, pasarlo peor. Esa es mi reflexión.

En cuanto a la organización, bastante bien. Muy buena colaboración entre el Servicio de Dinamización y el Excmo. Ayuntamiento, así como con voluntarios, Protección Civil, Cruz Roja, Guardia Civil. La gente de Castañar, volcada con la carrera al igual que los establecimientos comerciales. Buena señalización del recorrido y con ciclistas con las bicicletas acompañando a los corredores. La bolsa del corredor, mejorable para lo que pagamos, con camiseta, braga-gorro para el cuello, dulce, isotónico y agua. Cuatro avituallamientos en carrera, uno en botella y el resto en vasos, siendo dos sólidos y dos líquidos. Buen lugar para cambiarnos, guardarropas y duchas en el pabellón, pese a que éste está algo retirado de la zona de meta. Y, la paella, estupenda.

En fin, esto dio de sí el famoso “ Camorro “. Con una buena paliza en las piernas llegamos a Jaraíz para disponernos a comenzar una nueva semana en la que el recuerdo de nuestro amigo y paisano Miguelín seguirá rondándonos por la cabeza.

La clasificación en : CLASIFICACIÓN CAMORRO
Las fotos que voy teniendo en: FOTOS CAMORRO
( Gracias Nieves e Irene )

Bueno, creo que a algunos no nos vendría mal cambiar durante una temporadita las zapatillas por el casco y el trineo y probar una nueva actividad que, con toda seguridad, será mucho más divertida y relajada.

Como siempre, ha sido un honor volver a representar a este club tan serio.

Saludos a todos y nos vemos por esos caminos y carreteras.

1 comentario:

  1. Bien J.J por tu crónica de la carrera y por las palabras dedicadas a Miguelín. Me parece muy bien tu reflexión final. No se trata sólo de sufrir; se tiene que disfrutar de la mayor parte del recorrido.
    Por cierto, Nieves e Irene son monitoras de ski los fines de semana en la
    Covatilla.

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