miércoles, 5 de octubre de 2011




Otra vez que los lanchacabreros han dejado el pabellón por todo lo alto allá donde vamos. En este caso, de nuevo en la Carrera Nocturna del Guadalquivir, que en nuestro caso es la 2ª Edición. Y como no sólo de correr (con las zapatillas se supone), vive el hombre, pues ahí va la crónica.



50.000 zapatillas corriendo por Sevilla.

Pues sí, y, entre ellas, 8 zapatillas de otros tantos lanchacabreros que repetimos la experiencia del año pasado y que estamos pensando ya en volver a repetir, no sabemos si el año que viene o más adelante, pero lo que está claro es que volveremos por esas tierras sevillanas.




Partió la expedición lanchacabrerana formada por las familias Hernández Nieto, Méndez Velázquez, Hernández Mateos y Moreno Velázquez a las 15,30 horas desde nuestra Plaza de Sta Ana. Tras un breve descanso en El Culebrín para tomar un buen café, llegamos al hotel alrededor de las 19,30 horas de la tarde.


Una vez acomodados en las habitaciones, nos cambiamos rápidamente y nos dirigimos hacia el Estadio Olímpico de La Cartuja, donde llegamos con algunos nervios, porque parecía que no íbamos a llegar a tiempo, sobre las 21,15 h.( como en Sevilla está todo a 5 minutos ...)


Terminamos de ponernos nuestra equipación, algunos nos embadurnamos de alcohol de romero y radio salil, nos comimos una barritas, nos bebimos alguna bebida energética, nos despedimos de la familia y Juanjo El Presi, Pirchu, el pariente Javi y el que suscribe ( otro Juanjo ), nos dirigimos a la salida. A medida que nos acercábamos al arco de salida, un inmenso río de gente apenas te dejaba caminar, por lo que tuvimos que quedarnos a 500 mts aproximadamente de la salida. Imposible avanzar más y rodeados de sobacos por todas partes.


Por allí había de todo: minusválidos en sillas de ruedas, gente disfrazada de múltiples atuendos, carrozas rocieras, padres con carritos de niños, algunos con patines...es decir, im-presionante. Lo de calentar, nada de nada; Algún estiramiento, una meadita y punto.


Más de 25.000 almas esperando el pistoletazo. Pasadas las 22 h. aquello empieza a moverse. Un buen rato andando, agarrándote a la espalda del de delante para no caerte y después, con un trote “ cochinero “ hicimos los primeros kilómetros, a una media de 6 minutos y pico el km. Para intentar adelantar había que meterse por las aceras o jardines de los parques o rotondas, con el peligro que conllevaba por posibles agujeros, coches aparcados etc. Pasamos por el Barrio de Triana, el Puente de San Telmo, la Torre del Oro. Las calles con un gentío impresionante que te animaban al pasar a su lado. Se escuchaba: ¡ vamos Lanchacabrera…! Algunos te ofrecían hasta litronas de cervezas que, incluso, dudamos en coger o no. A partir del kilómetro 6 ya podemos ir un poquito más deprisa. En ese punto, Pirchu y Javi aumentan el ritmo y tiran hacia adelante. El Presi y yo nos quedamos juntitos a un ritmito bastante guapo. En el 7 nos dan unas botellitas de agua, nos refrescamos y emprendemos los últimos kilómetros por las calles sevillanas y aumentamos el ritmo.


Dejamos a un lado la Maestranza, el Puente de Triana. Acometemos la famosa calle Torneo para ir llegando poco a poco a La Cartuja. Caen el 8, el 9 , el 10, el 11 y decidimos disfrutar más del último kilómetro y, sobre todo, de la entrada al Estadio Olímpico. Accedimos por unos de los túneles: Los corredores gritamos, tocamos las palmas. Ya se escuchaba la megafonía del interior del estadio. Última curva y ...voilá: la pista del estadio y sus impresionantes gradas. Nuestro hijos nos esperaron en la curva de entrada, en primera fila. Hicimos la vuelta a la pista sobre el tartán deseando que no se acabara nunca ( ¡ cuándo volveríamos a pisar otra superficie así ! ). En la recta de meta, nuestras queridas y sufridas esposas con nuestro amigo Miguel ( fontanero ) nos animaron y nos aplaudieron con todo el entusiasmo. Y el Presi y yo, al igual que el año pasado, volvimos a entrar en meta agarrados de la mano y felicitándonos por la buena carrera realizada.


La hicimos en 01:07:15 para un total de 11800 mts, a una media de 05:39, que para lo que pudimos correr no está nada mal. Tardamos 8 minutos menos que el año anterior. Javi y Pirchu, hicieros algunos minutos menos que nosotros. Yo, sin dolores en las piernas ( el año pasado recuerdo que no podía ni con las coplas ) y con muy buenas sensaciones. Y el Presi, como siempre, que parece que nunca se cansa y deseando de irse a la zona de detrás a jartarse de cervezas. Y eso hicimos. Buscamos el stand de Cruzcampo, cogimos una par de birras cada uno ( no podíamos con más en las manos ), estiramos un poquito y nos fuimos a la zona de salida para recoger la bolsa del corredor. Después, nos encontramos con las familias, nos fuimos a los coches y ...al hotel. Una duchita y a reponer fuerzas en el garito flamenco que teníamos debajo. Allí había dos pavos flamenqueros. Uno tocaba la guitarra que te daba algo y el otro cantaba con tal ímpetu que parecía que se le iban a estallar las venas del gargüero. Nos tomamos un par de copichuelas y nos subimos a descansar. La subida en el ascensor.. Bueno, eso no lo voy a contar. Fue de chiste y nunca mejor dicho. Si lo hubieran hecho los muchachos...



Con pocas horas de sueño y de descanso, nos pusimos en pie. Bajamos a desayunar y salimos de ruta por Sevilla a ver lo que habíamos dejado pendiente el año pasado. Cruzamos el Puente de San Telmo con la Torre del Oro al fondo y nos fuimos a visitar la Maestranza con su Museo, foto con Curro Romero y... a tomar unas jarritas.


Comida, paseo por la calle Sierpes donde a nuestras esposas se les fue la vista con tantas tiendas, compramos lotería y decidimos irnos a Triana, cruzando su famoso puente, a refrescar el gaznate. Visitamos la Esperanza de Triana, y empezamos la ruta de la Cruzcampo. Una, dos, tres, cuatro... y a cenar pescaítos fritos en una buena freiduría. Más cervezas, éstas de “ a litro” .Y qué sorpresa: ¿ Qué hay en Sevilla que impresiona ver ?. Pues sí, una procesión. Los pelos se ponían como escarpias al ver a los costaleros levantar al santo y al escuchar la banda de música que les acompañaba. Fue la leche. Tras un paseíto lúdico-musical por las calles de Triana, con entonación de diversos cantos regionales y otras melodías, regresamos la hotel y empezamos el ritual de la noche anterior. Ducha y bajada al garito flamenco, donde había mejor ambiente que el viernes y donde el Sr. Marín ( alrededor de 80 añitos ), los pavos del viernes y una tía que tenía lo suyo ( grande, alta, más bien rellenita de cintura, fea como ella sola y con unas gafas de culo de vaso como las del Sr. Barragán, pero que cantaba tela marinera ) nos deleitaron con unas buenas rumbas y copleteo. Baile andaluz, cante, copas a 7 eurillos, y sobre las 3 de la mañana nos retiramos a descansar pues, de verdad, entre unas cosas y otras, estábamos hasta los mismos.



El domingo, desayuno, maletas al coche y más visitas: Basílica de la Macarena, Cristo del Gran Poder , dos o tres cervecitas ( había que conducir ) y a comer. Después, paseo por los alrededores del Estadio Sánchez Pizjuán, a los coches y rumbo a casita.

Resumiendo, fin de semana maravilloso con la familia y con los amigos y orgullosos de pertenecer a este club. Lo dicho, para los que no habéis podido venir, animaros a hacerlo en alguna ocasión pues merece muy mucho la pena.

Bueno, espero no haberos aburrido mucho. Saludos a todos y nos vemos por esos caminos y carreteras.



Como siempre, ¡¡de lujo!!. Da gusto tener una representación como ésta, aunque no se si vamos a ser capaces de conseguir hacernos alguna vez una foto corriendo, en vez de con cervezas.


Por cierto, creía que lo había visto todo, pero por favor, fijaros: ¿qué cojones hace el tío de la foto de abajo, leyendo una especie de mapa en mitad de la carrera y encima en el sentido contrario de toda la gente?.


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