martes, 12 de mayo de 2015

CRÓNICA MEDIO MARATÓN ZARAGOZA

¿ Quién me lo iba a decir a mí ?

Pues eso. Quién me iba a decir a mí que con la chica a quien yo le remitía desde Cáceres mis románticas cartas , cuando ella estudiaba en la Universidad Laboral de Zaragoza, iba a estar yo paseando, treinta años después, por las calles de esta bonita ciudad y además, me iba a acompañar en mi participación en esta XVIII Edición del Medio Maratón de la capital de Aragón. Ese pensamiento en voz alta le tuvimos dando una vueltecita por la Plaza de España, la noche anterior a la disputa de la carrera. Era un viaje que, por unos u otros motivos, no habíamos llegado a hacer. Pero este año, ya no había excusas. Miré el calendario, vi la fecha, lo consulté y OK.

Así, el viernes a mediodía emprendimos el viaje hacia tierras aragonesas. Tras cerca de seis horas de coche llegamos a la capital maña. Como las tardes ya dan bien de sí, después de acomodarnos en un céntrico hotel, empezamos la visita a los principales monumentos de la ciudad. Como es lógico, el primer lugar para visitar tenía que ser la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. Entramos emocionados. Hicimos la visita, rezamos unas oraciones y besamos la " Santa Columna " situada en la Capilla donde se encuentra la Virgen. Después, con la misma emoción que habíamos entrado, salimos para continuar la visita turística. Como la hora de cierre estaba próxima, decidimos irnos de cañas y tapas por las famosas y angostas calles del Tubo zaragozano. Cuando le dimos gusto al estómago y al gaznate nos retiramos a descansar. El sábado, lo podéis imaginar. En primer lugar, nos fuimos al Centro Deportivo La Granja, situado al lado del Pabellón Príncipe Felipe, para recoger el dorsal y la camiseta. Como fuimos de los primeros, no tuvimos que esperar cola.
Dimos una vuelta por una pequeñita feria del corredor y volvimos al centro para seguir la ruta. Ahora, una visita detrás de otra: Aljafería, Catedral, La Lonja, una cañita con su correspondiente tapa, de vez en cuando, para no deshidratarnos... etc. Por la tarde, el Foro Romano de Caésaraugusta, el Museo Fluvial y, a las ocho y media, acudimos a ver una representación teatral. A eso de las diez y media, nos fuimos a cenar a un italiano para, esta vez sí, tomar algo de pasta. Después, paseíto nocturno y a dormir.


Dormí mal; El temor a que, debido al cansancio, se me " subiera la bola " de los gemelos, me hizo no descansar como es debido. A las siete menos cuarto de la mañana sonó el despertador. Con un sueño de espanto me levanté, me di una  ducha para despejarme, y con las piernas pesadas de las jornadas anteriores, salí del hotel para buscar algún garito para desayunar. No había ni un solo bar abierto. Después de casi media hora buscando me topé con uno que mejor no hubiera visto.  Era un bar de esos que abren temprano para que los que aún no se habían ido a acostar, se pudieran tomar la penúltima copichuela. Allá que me fui con mi chándal del club. Nada más llegar me encuentro a un tipo con una tremenda zalúa. Apoyaba su enorme trasero en el capó de un coche para intentar mantenerse sentado y echar un sueño. Se escurría hasta el suelo y se volvía a colocar. Así una y otra vez. Entro para adentro y lo primero que veo es a un chino jugándose los cuartos en una tragaperras con un chupito de Ballantines en la mano, y a dos colegas mañicos a su lado dándole collejas. En eso que les ve la dueña del bar, sale de la barra y les echa una bronca de muy señor mío. Entretando, el marido de la señora, intentaba poner unas cañas a otros individuos. Y yo, entre medias de todos estos artistas, sentado en un taburete, mirando impasible toda la escena, y con ganas de desayunar. Le pido al camarero un cafetito con unas tostadas y me suelta el amigo con cara de mala leche :" Tostadas no tengo... pero si quieres te hago un bocadillo ". ¡ Madre mía ! Por fin, veo al lado de la barra una estantería con bollería, así es que le pedí un donuts de chocolate, con la duda de si estaría caducado o no. En fin, me tomé el café y el dulce, pedí una botella de agua y salí de allí dejando al chino en la máquina y al borracho continuando con sus equilibrios en el capó del coche. El desayuno había sido de lo más apropiado para correr, hora y media después, un medio maratón. Claro, como mi Pili, no tenía que correr, se bajó tranquilamente a desayunar a la cafetería del hotel poniéndome, después, los dientes como cuchillos con las excelencias del buffet que tuvo delante.

Sobre las ocho y veinte, tras cambiarme, colocar el dorsal en la camiseta y echarme los ungüentos, nos fuimos hacia la Plaza del Pilar, situada al lado del lugar de salida de la carrera. A la famosa plaza zaragozana llegaba gente por todos sitios. La empresa encargada de la limpieza iba finalizando su tarea para quedar impoluta la plaza. Por allí hice el calentamiento. No eran aún las nueve de la mañana y ya teníamos casi veinte grados. Un chaval que leyó el nombre de nuestro pueblo en la camiseta, se me acercó y me saludó. Era un estudiante de Badajoz que también iba a correr. Aquello ya era un hervidero de gente por todos sitios. No en vano, en esta edición, se ha batido el récord de inscritos. Unos minutos antes de las nueve, el spíker nos invita a acercarnos a los cajones de salida que habían dispuesto, con sus correspondientes liebres, en función de la marca acreditada por cada uno, para así evitar que la salida fuera un caos ( como ocurrió en Mérida )

A las nueve en punto, con un sol radiante sobre Zaragoza y desde el amplio Paseo de Echegaray, se dio la salida a  este medio maratón, en el tomábamos parte tres mil quinientos participantes, habiendo entre ellos, gente de un extraordinario nivel y más de seiscientas féminas. 

El recorrido, prácticamente llano, con un par de cortas tachuelillas, y al que había que dar dos vueltas, transcurrió por el Paseo de La Ribera a orillas del Río Ebro, se cruzaron sus famosos puentes, y pasó por zonas emblemáticas del centro de la ciudad, como la Calle de D. Jaime, El Coso, callejuelas del Tubo, Plaza de España, Alfonso I, para finalizar en la Plaza del Pilar. Acompañándonos a lo largo del circuito, varios voluntarios en patines, cargados con sprays de  hielo líquido, iban echándoselo a todo aquel que lo pedía. Perfectos los avituallamientos y los controles de paso intermedios. Cada pocos kilómetros, grupos de chicos y chicas de los colegios de la ciudad, que participan en un concurso de animación de la carrera, nos daban su ánimos con megáfonos, música, tambores, pompones, etc. Una pasada y un subidón cuando coincidía que escuchabas tu canción favorita.

Respecto a mi carrera nos os voy a contar mucho. Tras una semana en la que sólo salí a correr un rato el martes y en la que he estado bastante jodido de gemelos, si,además, le unimos los kilómetros de la visita turística por Zaragoza, bastante ha sido con terminarla. Mi intención era intentar hacerla en menos de 01:40 y lo conseguí. Me propuse intentar hacer toda la carrera a un ritmo constante y eso hice. Cogí un rtimo medio entre 04:35 y 04:40 y lo fui manteniendo. Como me veía bien, pensé en apretar en los últimos kilómetros, pero, de nuevo, las molestias de los isquios que arrastro en los últimos meses y el cansancio acumulado, hicieron que desde el km.18 no fuera lo cómodo que
hubiera deseado.Pero los ánimos de la gran cantidad gente que había viéndonos, y el saber que mi esposa me estaba esperando, me hicieron sacar fuerzas de flaqueza para llegar, abriendo los brazos, a la meta de la majestuosa Plaza del Pilar, con un tiempo de 01:39:23, en el puesto 850 de la general, y completar así los 21.460 metros de los que constó esta preciosa carrera. Había finalizado mi sexto medio maratón del año 2015 y el trigésimo sexto desde que, justamente ahora, en el año 2011, acompañado por mi amigo y presidente del club, debuté en Coria en esto de correr esta distancia.


Como decía, el nivel participativo fue muy bueno, con atletas procedentes de muchos lugares próximos a Zaragoza, junto con estupendos corredores locales. Venció el atleta marroquí Said Aitadi con una excelente marca de 01:05:45. Le siguió su compatriota El Mustapha Chaikaoui con un registro de 01:38:08. En tercer lugar cruzó la línea de meta el local Alberto Sábato con 01:09:18. 

En chicas, excelente carrera de la atleta del Bikila, Mª. José Pueyo, que paró el crono en 01:21:03. A cinco minutos de ella entró la zaragozana Antolina Díaz Clavero (01:26:49), completando el pódium femenino Clara Payán Bosque con 01:27:37. Como anécdota, para que os hagáis una idea de cómo corren por aquí, en séptimo lugar llegó un señor de más de cincuenta tacos que hizo una marca de 01:11:00 ( con lo que hubiera ganado más de una carrera de las de por aquí ). Y, por ejemplo,en la categoría correspondiente a Veteranos C, el pódium se cerró con 01:17:40.

La clasificación en: CLASIFICACIÓN M.M. ZARAGOZA

Algunas foticos en: FOTOS M.M. ZARAGOZA

En cuanto a la organización, de maravilla. Un diez. Todo perfectamente controlado y preparado, sin dar lugar a la improvisación. Buena atención al corredor con servicios médicos, fisios, voluntarios, guardarropas, duchas, aseos, etc. En contra, la bolsa del corredor que, para el precio de la carrera ( 18 euros ) podría haber sido algo más espléndida. Constó de camiseta técnica, dulces, agua, isotónico y fruta. Pero lo que no acabé de entender es cómo un recorrido homologado por la Federación tiene, según mi reloj-gps, una distancia de 21.460 metros, es decir, unos trescientos metros más de lo que debiera tener.No sé dónde estará el error.

En fin, esto dio de sí mi participación en esta inolvidable carrera. Deciros que me acordé mucho de vosotros ya que este tipo de carreras son distintas y merece la pena, de vez en cuando, darse algún que otro homenaje. Ojalá, pronto, podamos tomar parte como club en alguna de ellas. 

Y, aunque, lógicamente, ya se las he dado a ella personalmente, les doy las gracias, de forma pública,  a mi querida Pilar, por haberme hecho este regalo en este año tan especial para nosotros.

Al terminar la carrera, de vuelta al hotel para darme una reconfortante ducha, arreglarme un poquito y volver a las calles de la ciudad para finalizar la visita a un par de lugares que habíamos quedado pendientes. Alrededor de las dos de la tarde, emprendimos el viaje de vuelta a casa.

Bueno, espero no haberos aburrido mucho. Como siempre, y en esta ocasión más que nunca, ha sido un placer volver a representar a este club tan serio y un honor el escuchar el nombre de tu pueblo cuando algún compañero de fatigas, que va detrás de ti, lo lee en voz alta.

Ahora a pensar en la próxima que intentaré que sea antes del verano. 

Por cierto amigo Santos, ¿ no te suena la cara de esta animadora ?. Se llama  Angie y estuvo el domingo muy cerca de ti.

Saludos a todos y nos vemos por esos caminos y carreteras.

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