" No estaba el chichi p'a farolillos "
A una semana de la celebración de la prueba, yo no tenía ni siquiera dorsal. Estaba en una lista de espera de no sé cuántas personas por lo que se me antojaba imposible el poder participar. Miguel Ángel estaba inscrito desde el mismo día que se abrieron las inscripciones, las cuales duraron apenas veinticuatro horas. Y lo que son las cosas; estando el lunes de carnaval por las calles jaraiceñas con el disfraz colocado y cerveza en mano, recibo un mensaje del amigo Labra preguntándome si seguía interesado en ir a Mérida, pues su hermana Toñi no iba a poder correr y podíamos intentar poner el dorsal a mi nombre. Aunque ese día andaba ya con la espalda chunga, le llamé y le dije que sí. Me pasó el teléfono de Toñi, y hablé con ella; me dijo que le enviara todos mis datos junto con una foto del DNI, pues se iba a poner en contacto con la organización para ver si se podía hacer. Un par de días después, el dorsal estaba confirmado. Si la espalda medio me lo permitía, allí estaría con el amigo Labra, y muy agradecido a Toñi por las gestiones realizadas y regalarme su dorsal.
Llegó el sábado. Miguel Ángel se fue con la familia por la mañana y yo me fui con
Llevamos la bolsa a la tienda de campaña militar que hace las funciones de ropero, donde me encontré a mi compañero de trabajo Enrique y a varios amigos del CD. Navalmaratón, encabezados por el gran Javier Rodríguez;
Tras un ratillo de saludeo y conversación, nos dispusimos a hacer el calentamiento por un estupendo parque a orillas del Río Guadiana. Cuando faltaban unos minutos para las siete de la tarde la simpática spíker nos llama para que nos vayamos acercando a la línea de salida, que estaba dispuesta en cajones dependiendo de lo que cada cual había puesto en el momento de la inscripción, pero que, a la hora de la verdad, poco se respetó.
Empezamos a un buen ritmo, más bien alto, por el Paseo de Roma, en dirección a la Avda José Fernández López, hasta llegar a la rotonda del Ferial. Aquí giramos y volvimos sobre nuestros pasos hasta la rotonda del Puente Lusitania para pasar de nuevo por la zona de salida con la estatua de la Loba Capitolina como testigo de excepción, y enfilar, de forma vertiginosa y rodeados de una animosa multitud el Puente Romano con sus 790 metros y 60 arcos. Los dos seguíamos de conversación,con una marcheta similar, hablando de muchas cosas, pues hacía mucho que no nos veíamos; pasamos por la Plaza de Toros, la Casa del Mitreo, hasta entrar ,ya con la noche en nuestros rostros, a un iluminado Circo Romano, en el que cabían 30.000 espectadores en su época de máximo esplendor.
Pasado el km 8, llegó la primera dificultad , por llamarla de alguna manera, como es la subida a la Basílica de Santa Eulalia, patrona de la ciudad. Íbamos muy bien, oyendo los comentarios de otros corredores que nos decían que cómo se notaba que por La Vera hay muchas cuestas y que las teníamos bien entrenadas.
Nos tomamos el oportuno gel y buscamos de nuevo el Río Guadiana. Y aquí, en la bajada el km 13, empezó el calvario del amigo Miguel Ángel. Su maltrecha rodilla derecha empezó a fallar y a doler. Cruzamos el Puente Lusitania, y nos dispusimos a subir la famosa " cuesta de la tele ". Los dolores de la rodilla iban y venían, y, aún así el ritmo seguía siendo importante. Por mi parte, bien de fondo y piernas, pero con las lumbares tocadas después de una larga semana con muchas molestias; pero, sin mayor importancia al lado de lo que llevaba el compañero. Yo le intentaba animar y él me decía que tirara hacia adelante. Decidí quedarme con eĺ pues a mí el tiempo me daba lo mismo y cuando uno va mal, cualquier ayuda, aunque sea anímica, viene bien. A casi todos nos ha pasado.
De nuevo íbamos a llegar a otro de los momentos emocionantes de la carrera, como es volver a cruzar el Puente Romano en el km 16 . Le dije que había que poner buena cara pues lo que allí nos estaba esperando no se explica con palabras; era indescriptible, se ponían los vellos de punta escuchando los ánimos y aplausos de la multitud que allí había. Subimos la cuesta de La Alcazaba y aquí Miguel ya lo iba pasando realmente mal, pero aguantaba el tipo sabiendo que sólo quedaban cuatro kilómetros para terminar. Pero, también sabíamos que quedaba lo peor, " el Angliru " del km,18, en la Avda de Lusitania, que parece que no se acaba nunca y donde ahí le vi sufrir de verdad e intenté tirar de él con todas mis fuerzas pues sabía que, pasando eso, la cosa ya estaba hecha.
Una vez cruzada la meta, entrega de medallas un tanto caótica y de unas frutas y una cervecita que nos entró estupendamente.
Así fue nuestra nocturna aventura emeritense. Mi admiración hacia el compañero Miguel Ángel pues verle correr sufriendo de esa manera, sin apenas haber entrenado en varios meses y con esas ganas de terminar, cuando lo más fácil y normal hubiera sido retirarse, es para quitarse el sombrero. Algunos sabemos también lo que es eso y, antes de retirarnos, aguantamos lo indecible, aunque no sea lo más recomendable, sino todo lo contrario. Por mi parte, más o menos bien, me respetó la rodilla aunque la espalda acabó tocada. Ahora a recuperarse y a por la siguiente.
En cuanto a la organización, salvo el caos final por el embudo formado en la llegada a meta,de maravilla. Un acierto este cambio a un horario nocturno pues ha sido ESPECTACULAR. Correr entre tanta historia, entre estos monumentos por la noche y con esa animación es para sentirse un privilegiado. Habrá que estar atento a las inscripciones del año que viene. Y un aplauso a la ciudad de Mérida y a sus gentes; eso es volcarse con una carrera. Para mí, que ya llevo unas cuantas ( 94 ), ha sido junto con la de Madrid, de las que más me ha llenado; y es que los ánimos de la gente, los conozcas o no, te llevan en volandas a la meta. Repetiremos.
Ganó esta edición el atleta emeritense Jorge González Ribera, con una excelente marca de 01:05:00; en segundo lugar, otro extremeño de pro, el almendralejense Pablo Villalobos con 01:06:25; y en tercera posición, un gran amigo de nuestro club como es el arenense Antonio Amílcar Perea , con 01:10:25, que venía de hacer un carrerón en el Maratón de Sevilla.
En cuanto a las chicas, la mejor fue Mamen Ledesma con 01:24:29, seguida de Vanesa Chaparro con 01:25:30 y de Marina Chaves con 01:29:52.
La clasificación en : CLASIFICACIÓN M.M. MÉRIDA
Algunas fotos en : FOTOS M.M. MÉRIDA.
Saludos a todos y nos vemos por esos caminos y carreteras.
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