martes, 2 de abril de 2019

¿ DÓNDE SUFREN MÁS LOS PIES: EN EL TRAIL ON EN EL ASFALTO ?

Muchos corremos, normalmente, por asfalto; otros lo hacen por caminos, trochas o senderos; y, a otros tantos les da igual hacerlo en un sitio u en otro, lo que quieren es , simplemente, correr.

Sin embargo, no se corre  igual en todos los terrenos. Dicen que en carretera duelen más los pies, las articulaciones, etc, que en el trail, y que correr por tierra, caminos o senderos en menos lesivo que hacerlo por asfalto, cemento...
¿ Qué hay de cierto en todo esto ?

Para intentar resolver estas dudas, si es que las hay, os voy a dejar con un artículo de la web: www.carreraspopulares.com en la que nos plantean la siguiente pregunta:

¿ Sufren más los pies en el trail running que en el asfalto ?

La respuesta corta a la pregunta que da título a este artículo sería “Sí”. La respuesta larga empieza con un “depende” y continúa con el resto de este artículo. Vamos a intentar descubrir, juntos, qué ocurre con nuestros pies en la competiciones y carreras por montaña que no nos sucedería en el asfalto.

Cuando empezamos a correr en montaña, descubrimos que en algunas cosas es muy similar a hacerlo en asfalto: por ejemplo, nos cansamos cuando hacemos mucho esfuerzo. Pero es bastante diferente en otras muchas, como el hecho de que en montaña, si estamos cansados, nos paramos a andar hasta recuperar el aliento (o hasta que acabe la cuesta). Aunque este cambio es más de mentalidad que del propio ejercicio en sí, descubrimos muchas cosas que hay que hacer un poco diferentes, desde la preparación muscular a la alimentación, pasando por la equipación.

En el caso de los pies, hay una cosa clara: cuanto más tiempo estamos en movimiento, más posibilidad hay de que nuestros pies se vean afectados. Las matemáticas juegan en su contra: cuánto más tiempo están en contacto con el suelo, más desgaste. Esto, por sí solo, no explica por qué los trail runners tienen que prestar, si cabe, más atención a sus pies que los corredores de ciudad.

Si el tiempo de ejercicio es importante en nuestros pies, no lo es menos la variedad de terrenos que nos podemos encontrar en el camino. Pisamos raíces, piedras, terrenos inclinados, pendientes vertiginosas, barro, grava, metemos nuestros pies en ríos... La secuela más distintiva es la aparición de las uñas negras, pero no nos podemos olvidar de ampollas, torceduras y otros problemas biomecánicos.

Las ampollas posiblemente ocuparían la primera posición en la lista. Al correr las primeras veces por montaña nuestros pies se encuentran con situaciones que no han enfrentado hasta ahora. Les sometemos a más calor, fricción y humedad. Estos tres factores son los ideales para su aparición. Reducirlos significa reducir también el riesgo de no sufrirlas. Presta mucha atención a tu calzado y a tus calcetines. Que tus pies no queden demasiado ajustados por un calcetín muy grueso o una zapatilla pequeña. También es desaconsejable llevar el pie muy suelto, ya que habrá más fricción en la planta del pie contra la plantilla y cualquier pliegue del calcetín o de la suela de la zapa se convertirá en un punto crítico. Si aparecen y son de gran tamaño, lo mejor es ir a un podólogo a que las trate. Pincharlas y tratarlas en casa, aunque suele ser una tentación no siempre es lo más recomendable.


Usar calcetines apropiados, llevar un recambio para cuando se nos mojen, ponernos vaselina antes de salir y prestar atención a las zapatillas (con acolchado adecuado, espacio para el talón profundo, banda de rodadura antideslizante, puntera ancha, suela impermeable y puntera reforzada) son la mejor forma de protegernos de las ampollas. Hay corredores que usan calcetines con separadores de dedos como medida de precaución, pues reducen el roce entre los dedos.

Uñas negras, marca de la casa

Tener tu primera uña negra no es propiedad exclusiva de los trail runners, pero sí es más habitual. Las uñas negras aparecen cuando se produce una presión excesiva en la puntera del pie durante mucho tiempo. Es frecuente que suceda en un maratón de ciudad o a corredores con zapatillas demasiado apretadas.


El exceso de presión debajo de la uña provoca una magulladura que acaba afectando al dedo. El primer síntoma, incluso antes de que aparezca el color oscuro, es la sensación de presión en el dedo, incluso un poco de hinchazón en los laterales de la uña. El siguiente paso es la aparición del color morado y, casi con toda seguridad, la pérdida de la uña a medio plazo. En estos casos, una vez más, el podólogo es nuestro mejor aliado, ayudando para que crezcan de nuevo sanas y salvas. 

En fin, ¿ os ha quedado claro u os habéis llevado un desengaño ?. 

Cada uno/a que saque sus propias conclusiones. Algunos, mientras siga habiendo perros sueltos por esos caminos, seguiremos corriendo por la carretera...

Habrá que preguntar a Cristal, dónde le gusta hacerlo a ella, si en terrenos duros o blandos...

Saludos a tod@s y nos vemos por esos caminos y carreteras.




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