Nos las prometíamos muy felices cuando algunos lanchacabreros nos inscribimos para correr en marzo este medio maratón. Por entonces, nadie podía imaginar lo que se nos venía encima con este dichoso virus que nos ha cambiado tanto nuestra forma de vivir y de ver las cosas. De golpe y porrazo, se cerraron instituciones, escuelas, bares, restaurantes, tiendas en general, negocios de todo tipo, se suspendieron todos los eventos deportivos, celebraciones religiosas y civiles, bodas, bautizos y comuniones...y nos confinaron durante algunos meses sin salir de casa; todo empezaba a funcionar de otra manera. Trabajábamos desde nuestro hogar los que podíamos y los que no podian hacerlo, tuvieron que acogerse a ERTES, ceses de actividad, etc. Por las tardes salíamos al balcón a aplaudir a los sanitarios y trabajadores esenciales que trabajaban frente a frente ante el virus. La vida había dado en cuatro días, un giro de 360º. Las mascarillas, guantes y geles hidroalcohólicos empezaron también a tener un especial protagonismo.
Empezamos a hacer deporte en casa, corriendo o andando en las terrazas, en
los pasillos; o en las fincas aprovechando un rato cuando íbamos a dar de comer a los animalillos; desempolvamos la Cyclostatic, los rodillos... y los negocios de bicis estáticas y cintas de correr " hicieron su particular agosto ".Poco a poco, la cosa fue mejorando. A finales de abril, nos abrieron una puerta y empezamos a poder salir a correr a la calle y a montar en bicicleta ; eso sí, en solitario y a ciertas horas. Como no podía haber carreras, algunos incluso llegamos a inventarnos algunas. Llegó el fin del estado de alarma y empezó la mal llamada " nueva normalidad ", donde parecía que la vida iba a ser como la de antes, pero nada más lejos de la realidad.Comenzamos el verano y no se abrieron las piscinas de muchos pueblos, por lo que ahora los que hicieron el agosto fueron los fabricantes de piscinas de todo tipo. Sin embargo, y debido a los riesgos de contagio, seguían prohibidos los eventos deportivos y las populares carreras veraniegas no se pudieron celebrar tampoco. No había nada, excepto el fútbol profesional por la cantidad de dinero que mueve. Pero sin público en las gradas.
El verano iba pasando y , entretando, continuamos entrenando en la medida que el calor nos lo iba permitiendo. Los madrugones para correr o montar en bici con la fresca, estuvieron a la orden del día. Pero, a medida que pasaban los días, empezamos a ver que volvíamos para atrás. Los contagios empezaron a aumentar de nuevo por lo que iba a ser muy difícil volver a la normalidad que todos queremos. La mayoría de carreras que se habían aplazado para el otoño empezaban ya a suspenderse definitivamente y, únicamente, el deporte profesional, previa realización de las correspondientes pruebas PCR, iba a tener cierta cabida.
Aún así, en las últimas semanas ya se empezaron a ver algunos triatlones y alguna que otra carrera atlética, extremándose, eso sí, todas las medidas de higiene y seguridad exigidas por la ley.
Y así hemos llegado a este veinte de septiembre, cuando, por fin, hemos vuelto a poder sentir, después de seis largos meses, lo que es ponerse de nuevo un dorsal , colocarnos detrás de una línea de salida y notar esos nervios propios de una prueba oficial.
Pasados unos minutos de las nueve de una fresquita mañana del domingo 20 de septiembre estaba ya en el aparcamiento del Parque Municipal de esta localidad del Campo Arañuelo. Me dirigí, con la obligada mascarilla, a la entrada de dicho parque para ir a recoger el dorsal y la bolsa del corredor.Enseguida vi que era todo distinto a lo que estábamos acostumbrados. Los primeros saludos a conocidos no se daban con la mano; eran con el codo o, simplemente, con la palabra. Al llegar a la carpa de la organización, toma de temperatura y lavado de manos con el gel hidroalcohólico. Y todos bien separaditos unos de otros. Los protocolos establecidos se cumplían a " rajatabla ".
Una vez retirado el dorsal volví al coche a cambiarme y darme los ungüentos habituales. Tenía las dudas de las zapatillas pues con las lluvias caídas no sabía cómo estarían el circuito. Pregunté y me dijeron que estaban bien, por lo que corrí con las normales de asfalto.
Enseguida empezaron a llegar muchas caras conocidas, como los amigos de Navamaratón, gente de Losar, Piornal,Jarandilla, el paisano César Melchor... con los que pude conversar un ratillo. Después, unos minutos de calentamiento y a la línea de salida.
De los ciento treinta inscritos, alrededor de cincuenta estábamos , seis meses después, preparados ,con mascarilla incluida, en la línea de salida, para correr los veintiún kilómetros de la prueba.
Así, a la diez de la mañana, con una excelente temperatura de unos 20º, con el cielo encapotado y algo de bochorno, el amigo del CD. Navalmaratón y natural de Talayuela, Jorge Campos, cortó la cinta protocolaria y, seguidamente, el señor alcalde de la localidad, dio el pistoletazo de salida a este I Medio Maratón " Corredor Ecológico Villa de Talayuela."
Desde el inicio fui acompañado del amigo del CD.Navalmaratón,Javier Rodríguez, que también tenía dudas sobre su actual estado de forma. Fuimos bastante cómodos toda la prueba, sin que apenas nos adelantaran al igual que nosotros tampoco lo hicimos. Pasado el kilómetro diez se puso a llover, lo que nos hizo correr con algo más de precaución, si bien no duró la lluvia mucho tiempo. Iban pasando los kms y las piernas empezaban a notarse cansadas, sobre todo en esas partes del circuito donde no podíamos pisar bien. Llevábamos muy cerca al amigo Antonio Serradilla, al que en las zonas más rectas veíamos a unos ciento cincuenta metros y pensé apretar en los últimos kilómetros a ver si podíamos enganchar con él. No pudo ser, pues pasado el km 19, noté un importante bajón y las piernas dejaron de responder como hasta ese momento. No entendí lo que estaba pasando; seguramente pudo ser por los ritmos más lentos de los entrenamientos, la falta de competición o la poca hidratación en carrera, pues no bebí mucho en los avituallamientos. En el último kilòmetro entramos de nuevo en el Parque Municipal para así llegar a la meta y finalizar este bonito medio maratón con un tiempo de 01:45:46, que me suponía subir al segundo cajón del pódium de la categoría Veteranos D, al igual que el compañero Javier que también lo hizo en Veteranos E.
En chicas, la campeona fue la favorita, la gran Mercedes Pila Viracocha con un registro de 01:27:21; seguida de Pilar Álvarez con 01:40:39 y de Celia Díaz Díaz con 01:47:12.
La clasificación en: CLASIF. M.M. TALAYUELA
Las fotos en: FOTOS M.M. TALAYUELA
En cuanto a la organización, a cargo de la entidad sin ánimo de lucro, ANED, de diez. Con lo complicado de la situación actual, no hay palabras para felicitarles por el gran trabajo realizado. Todo cuidado al milímetro, cumpliendo con todas las medidas de seguridad e higiene exigidas: toma de temperatura, entrega de mascarillas tanto al inicio como a la llegada a meta, distancia de seguridad al recoger dorsales, entrega de trofeos; gel hidroalcohólico en varios puntos, desinfección de aseos, vestuarios...
Muy bien los cuatro avituallamentos,tanto sólidos como líquidos, siendo entregadas las botellas de agua cerradas con tapón, por parte de voluntarios con guantes.
Y buena bolsa del corredor con dos camisetas, gorra, lata de Pimentón de La Vera, bolsa de almendras, así como agua, isotónicos, fruta, chuches, que había al llegar a meta.
En fin, nada que reprochar a toda esta organización, que, para ser la primera, han sacado, a mi modo de ver, una excelente nota .Por ello, mi más sincera enhorabuena, algo que ya les manifesté a ellos en persona.
A la que no vimos algunos por el parque fue a la amifa Stefan, que, parece ser, estuvo estirando y corriendo por los alrededores.
Bueno, esto ha sido todo. Ahora,a pensar en la próxima. Y eso también se me antoja complicado.
Saludos a todos y nos vemos por esos caminos y carreteras.
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