Como no sólo de carreras vivimos los lanchacabreros, y como dedicamos mucho más tiempo a entrenar que a competir, de vez en cuando nos marcamos alguna que otra aventurita por nuestros magníficos parajes veratos y descubrimos nuevas rutas por donde poder ir a hacer algunos kilómetros y pasar la mañana. Aquí os dejo una de esas aventuras de varios de nosotros, en
un entrenamiento llevado a cabo el pasado sábado día 5 de enero, por los
términos municipales de Torremenga y Jaraíz.
A la hora de costumbre ( 09:30
A.M. ) y con un espléndido y soleado día de invierno, nos presentamos en la
Fuente del Jaralillo el amigo Germán, Pirchu, Susi, Sergio, JJ. Santos y yo (
JesPil ). Tras el oportuno traguito de agua y unos leves estiramientos,
decidimos la ruta de ese día.
Salimos del Jaralillo en dirección Torremenga,
subimos hacia los Frailes y cogimos el camino que nos lleva a Torremenga. Una
vez en la localidad vecina, nos dirigimos por el cementerio hasta la zona del
Turcal. Cruzamos la carretera, entramos en la dehesa torremengueña , bordeamos
la charca donde unos pescadores estaban preparándose una barbacoa, y en vez de
hacer la ruta habitual hacia la Residencia, decidimos cambiar y tiramos por un
camino que sale a la derecha del pantano en dirección a ¿… ?. No teníamos ni
idea hacia adónde íbamos, aunque por el sentido de la orientación de alguno
sería difícil que nos pudiéramos perder... Empezamos a bajar por un estupendo
camino que terminaba en un arroyo. Había varias opciones: a) Volver por donde
habíamos venido. B).- Cruzarlo
y saltar una pared para hacer campo a través. C) Ni cruzar ni volver,
sino girar a la izquierda donde había un elemento con dos cuernos cojundos al
que preferimos no acercarnos. d).- Irnos con el atrevido grupo de la foto que también andaba decidiendo por dónde tirar. Elegimos la opción B.- Pues bien, cruzamos el
arroyito y a patear hacia arriba, suponiendo que hacia la dehesa jaraiceña. El campo estaba encharcado pero precioso; Santos,
mosqueado con sus aductores, y con sus desgastadas zapatillas, maldecía una y otra vez. Susi iba de jefe de
expedición, como un explorador. Sergio como su escudero y los demás detrás de
ellos sin estar muy convencidos de si llegaríamos a casa a la hora de comer.
Seguimos subiendo y empezó una zona de escoberas y de jaras cada vez más
espesas que, poco a poco nos iban tapando todo el cuerpo y por donde era
imposible continuar. Además, aún era temporada y día de caza lo que suponía algún peligro, ya que algunos disparan a cualquier cosa que se mueva, ya sea por tierra, agua o aire. Como por allí no se podía seguir, vuelta
atrás. Divisamos el panorama. Enfrente teníamos La Casona y la zona de Valvellidos.
Había que llegar hasta allí. Bajamos de nuevo al arroyo donde algunos nos
refrescamos, dimos unos sorbos de agua y vimos a dos cazadores. Les
preguntamos que cómo podíamos salir de allí y nos indicaron la dirección
correcta. Había que seguir la pared de piedra que iba a lo largo del arroyo.
Eso hicimos y llegamos justo a un camino que nos llevó a la escombrera de Jaraíz y a la finca de la
Asociación Vera donde tuvimos que subir una buena cuesta de cemento. Aquí nos
encontramos a unos individuos que estaban “ limpiando “ algo de leña que había
en propiedad ajena y cuya “ freguneta “ se había quedado atascada. ¿ Qué hubo
que hacer ? Pues los lancahacabreros hicimos de buenos samaritanos y les
ayudamos a empujar el vehículo. Tras realizar la buena acción del día, salimos
a la carretera dirección Jaraíz, y en San Cristóbal giramos a la izquierda para
encarar el camino de las Cabezuelas hasta llegar a la Fuente de los 4 caños. Aquí dimos por finalizada esta aventura de unos 16 kilómetros y hora y pico de duración, repleta
de anécdotas, risas, dureza, y con la impresión de haber pasado una estupenda
mañana y de haber encontrado una ruta que en primavera tiene que ser una
pasada.
Pero no queda ahí la cosa. Unos días después, yendo con Germán con la bici me
preguntó ¿ Tú bebiste agua del arroyo igual que Susi y Juanjo S. ?. Le
constesté que sí. Y me dice: “ pues que sepas que habéis bebido del arroyo
porquerizo “…Menos mal que ya hace varios días del asunto y, yo al
menos, no he tenido ninguna alteración estomacal. Además con las cervecitas y
copas del día de Los Reyes cualquier bacteria seguro que fue rápidamente fulminada.
En fin, lo dicho, ruta muy
recomendable que, seguramente, no tardaremos en volver a realizar.
Saludos a todos y nos vemos por esos caminos y carreteras.
P.D.- Os recuerdo que el viernes 18 de enero es el último día para ingresar, en la cuenta del club, los 11 euros de la inscripción del Medio Maratón de Plasencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario