¡ Capacha, va por ti. !
Todo queda en un segundo plano
cuando en nuestra realidad más cercana ocurren sucesos como el acaecido el
pasado sábado en Jaraíz. Todos nos despertábamos en este fatídico día con la
trágica noticia del fallecimiento de “ Migue “, como le llamábamos unos o “
Miguelín “ como le llamaban otros, cuando jugaba a uno de los deportes que más
le gustaban y que ya llevaba tiempo prácticando, como es el pádel. Su corazón
se paró e inundó de una inmensa tristeza a sus familiares, amigos, conocidos y
a todo el pueblo de Jaraíz en general. Casi todos conocíamos a Miguel. Un tío
amable, simpaticón, cariñoso,deportista, amigo de sus amigos, siempre con la sonrisa por
bandera y con ganas de agradar; Un tipo que valía para trabajar y, a la vez
para pasárselo bien. Muchos nos acordaremos de cómo nos atendía cuando tuvo su bar debajo de su casa en la calle Zaragoza,
de las discusiones futboleras acerca de su Real Madrid, de oír los acordes de
su guitarra cuando pasabas por el portal de su casa...Todos le recordaremos
también con su disfraz de gitano en estos últimos carnavales que a tanta gente
hizo sonreír. Ayer le despedimos con una iglesia abarrotada de jaraiceños que
no se podían creer que, de golpe y porrazo, la vida de este buen hombre de 40
años se esfumara para siempre. Amigo Migue, Miguelín, tú siempre estarás con
nosotros. Yo, como vecino tuyo, no podré evitar el mirar a la puerta de tu casa
cada vez que pase al lado. Sé que nunca más te veré, pero siempre te recordaré.
Desde el C.D. Lanchacabrera
queremos enviar un fortísimo abrazo a toda su familia. A su padre, a su madre y
a sus hermanas Chelo y Julia, a su cuñado Miguel Ángel y a sus queridos sobrinos. También, cómo no, a
su primo Luis mi, componente de nuestro club, que lo está también pasando
mal. Y, lógicamente, a su grupo de amigos y amigas que, como son tantos, no
podría enumerarlos, con los que siempre estuvo y que siempre estarán con él.
Amigo Migue, descansa en paz.
Y con ese tremendo amargor en
nuestros corazones, nos dispusimos ocho lanchacabreros a participar el domingo
9 de marzo en la II Edición del Medio Maratón “ Subida al Camorro “ de Castañar
de Ibor. A las ocho de la mañana nos presentamos en la Plaza de Santa Ana, el
primo Alfredo, Susi Gil y el niño Sergio, Miguel Ángel Gómez y el que suscribe,
J.J. JesPil. En Castañar nos esperaban Javi “ Vete “ y Migue “ Labra “ y posteriormente
llegó Raúl Mérida. También nos acompañó el amigo del C.D. Hispania, Marcial.
Antes de partir para Los Ibores, apareció por allí el cuacareño Dionisio,
acompañado de su mujer, que también se dirigía hacia Castañar, a los que, desde
aquí, aprovechamos para felicitarles por el vigésimo tercer aniversario de su
matrimonio.
Tras la foto de rigor que nos
sacó nuestro reportero Tomás, nos montamos en los coches. Los que íbamos con
Susi, le pedíamos consejos para afrontar esta prueba de montaña pues él ya la
había corrido el año anterior, a igual que Labra, Javi y M.Ángel. Escuchamos su
sabias palabras, sobre todo los que no habíamos corrido nunca una carrera de
estas características y, luego, cada uno, intentó llevarlas a la pŕactica como
buenamente pudo.
A eso de las 9 de la mañana
llegamos a Castañar. El implacable Camorro que se alzaba a nuestros pies nos dio
la bienvenida. Aparcamos el coche al lado de la casa de Javi que, como buen
anfitrión, nos estaba ya esperando. Acompañados por nuestro guía de excepción,
cogimos las bolsas y nos dirigimos hacia la plaza del pueblo, lugar de partida
del medio maratón.Y como el colega Javi nos quería ir metiendo miedo, nos subió
por la cuesta final por la que terminaba la carrera. Dieron ganas de volverse
al coche y regresar a Jaraíz. Nos acordamos del cubilete de Coria que tanta fama tiene por ahí. Ni punto de comparación. ¡ Madre mía, lo que nos
esperaba !
Pese a que había un sol radiante,
hacía frío y corría cierta marea. El termómetro marcaba a esa hora 7º grados aproximadamente. Allí estaban ya los organizadores preparando el arco de meta,
repartiendo los dorsales... Poco a poco fueron llegando los alrededor de 90 corredores que íbamos a participar. Alguna
que otra cara conocida como Batuecas, el mencionado Dionisio, pero no muchas
más pues a estas carreras de montaña no suelen acudir muchos de los habituales
que vemos en otras.
Para mí, la llegada a esta Plaza de España tuvo un sabor muy especial. En Castañar pasé cuatro de los años más felices de
mi vida trabajando en el CP. Rodrigo Dávila Martín. Allí hice muy buenos amigos con
los que aún tengo mucha relación y con otros que ya no están entre nosotros.
Estando en este pueblo me casé y en la misma Iglesia, desde la que partía la
carrera, bautizamos a mi hija Pilar. Pronto empezaron a llegar caras conocidas
para mí, antiguos alumnos y alumnas ( Antonio “ Piña “, Marco, Esther, Erika,
Guadalupe, Isabel…), mi amigo “ Mogango ”, e incluso compartí carrera con un
par de ex-alumnos. Por ello, ya que el año pasado por mi lesión no pude venir,
sabía que este año no podía faltar.
En fin, fuera ya
sentimentalismos, nos dispusimos a cambiarnos en el Salón de Actos del
Ayuntamiento y empezamos el típico ritual de embadurnamientos y decidir la
indumentaria. No había muchas dudas: con los tirantillos sería suficiente ya
que, aunque hacía fresco, luego seguro que no hacía falta nada más. Aún así,
algunos, tras salir a calentar, decidieron ponerse algo más debajo de la equipación
( es que los hay muy frioleros ).
Tras un callejeo de unos
quinientos metros por las calles de Castañar, ¡ zas !, la primera pared. En
fila india, prácticamente, encaramos unas durísimas rampas por el paraje
denominado El Postuero. Fue una ascensión de 2,5 kilómetros y sin un solo
descanso. Labra y Sergio, se colocaron en uno de los grupos delanteros. Miguel
Ángel, que empezó algo retrasado también empezó a ganar posiciones. Nos extrañó
ver que Susi no subía como en él es habitual. Pasé a su lado y me comentó que
no le iban las piernas. Excepto Raúl, que iba más retrasado, tanto Javi,
Alfredo, Susi y yo encaramos juntos esa dura ascensión.
Al finalizar el Postuero nos ofrecieron el primer avituallamiento e inmediatamente llegaron las primeras rampas del susodicho Camorro. Ahí ya no se podía correr. Casi un kilómetro de durísima ascensión por un cortafuegos con una pendiente máxima del 35 %. Los gemelos empezaron a apretarse y mi espalda empezó a darme unos avisos que antes no había tenido jamás.” Piano, piano “ fuimos ascendiendo hasta llegar a la parte final en el Collado de las Plazuelas. No llevábamos ni cinco kilómetros y parecía que lleváramos veinte. Aquí nos dieron un avituallamiento sólido antes de empezar el fuerte descenso. Como cabras locas nos lanzamos hacia abajo entre piedras sueltas y regatos hechos por el agua caída estos meses atrás. En el kilómetro seis habíamos hecho ya el descenso más fuerte. Aquí Susi me adelantó. Mis piernas, en ese momento, me decían que me fuera con él, pero mi cabeza me dijo que no. La hice caso y creo que acerté. Por delante, Sergio, Labra junto con Dionisio, bajaron como suicidas. Detrás les seguía un Miguel Ángel que tampoco estaba teniendo su mejor día. Detrás de mí y de Susi, a no mucha distancia nos seguía el primo Alfredo que estaba abriendo hueco respecto a Javi.
Raúl seguía
a su ritmo en posiciones más atrasadas. Ahora la carrera discurría por amplios
caminos y pistas forestales, siempre en descenso, si bien con algún que otro
tobogán. El ritmo era alto. Desde el km. 5 hasta, prácticamente, el 16, en
ningún momento, en mi caso, subí de 5 km/h; incluso hubo algún kilómetro a 3,38
y otros muy cercanos al 4. Creo que ahí estuvo la clave de lo que, al menos a
mí, me iba a pasar después.Lo iba a pagar, y eso que estaba avisado. Sobre el km. 10, cruzamos la carretera de
Navalvillar y encaramos la segunda parte de la prueba. Continuamos descendiendo
aún pero los toboganes ahora eran más continuos y ya empezaban a ir pasando
factura los kilómetros. Muchos parroquianos que estaban en el campo quemando ramujos salían a
saludarnos y darnos ánimos; Se olía el aroma de algún que otro choricillo asado
para “ hacer las once “ en el huerto de otros paisanos… El tercer
avituallamiento se hizo esperar y ya andábamos con ganas de beber y tomarnos el
gel de costumbre. Me alegré volver a ver por allí a amigo “ Gregorio Mogango “
que me dio ánimos. En el Km. 12, el ansiado agua. Pequeño parón para beber del
vaso y continuamos. Íbamos llegando al Río Ibor y sabíamos que lo peor estaba
aún por llegar. Antes de cruzar la carretera de Robledollano, Km 15, tuvimos
otro avituallamiento sólido y líquido. Y nada más cruzar la carretera,
encaramos los cinco kilómetros finales. A partir de aquí perdí de vista a Susi
cuya gorra naranja me iba dejando verle entre las curvas y las cuestas. Cruzamos hacia
el camino “ Cuesta de las Higueras “ donde entramos en una zona de auténtico
rompepiernas hasta coger la pista forestal “ Valde las Huesas “ donde empezó,
sobre el km 17, el calvario final. Si dura fue la primera parte de la carrera,
la zona en las que nos encontrábamos ahora no tenía nada que envidiar, con
zonas de no poder correr, tener que echar pie a tierra y tener que andar
nuevamente. Aquí ya se trataba de llegar a meta de la forma más decente posible
y de terminar la pruebecita.
En el km. 19 el dolor de gemelos y de espalda se agudizó lo que me impedía correr correctamente. Llegando a la entrada de Castañar por el camino del cementerio, me adelantó la chica que ganaría prueba femenina y llegué con ella hasta los metros finales. Entramos en el pueblo y pasamos al lado del colegio y de la que fue mi casa durante los años que allí estuve. Pero la cabeza no estaba para recuerdos. Había que terminar aquello como fuera. Pero amigos, la cosa no acababa aquí. Nos quedaba volver a subir a la Plaza de España por la durísima y empinada calle que conocimos al principio. Fueron unos 300 metros terribles que parecía que no se iban a acabar nunca. Sacamos fuerzas de donde nos las había y, con el ánimo y los aplausos de esta amable gente de Castañar, fuimos llegando a meta.
Al finalizar el Postuero nos ofrecieron el primer avituallamiento e inmediatamente llegaron las primeras rampas del susodicho Camorro. Ahí ya no se podía correr. Casi un kilómetro de durísima ascensión por un cortafuegos con una pendiente máxima del 35 %. Los gemelos empezaron a apretarse y mi espalda empezó a darme unos avisos que antes no había tenido jamás.” Piano, piano “ fuimos ascendiendo hasta llegar a la parte final en el Collado de las Plazuelas. No llevábamos ni cinco kilómetros y parecía que lleváramos veinte. Aquí nos dieron un avituallamiento sólido antes de empezar el fuerte descenso. Como cabras locas nos lanzamos hacia abajo entre piedras sueltas y regatos hechos por el agua caída estos meses atrás. En el kilómetro seis habíamos hecho ya el descenso más fuerte. Aquí Susi me adelantó. Mis piernas, en ese momento, me decían que me fuera con él, pero mi cabeza me dijo que no. La hice caso y creo que acerté. Por delante, Sergio, Labra junto con Dionisio, bajaron como suicidas. Detrás les seguía un Miguel Ángel que tampoco estaba teniendo su mejor día. Detrás de mí y de Susi, a no mucha distancia nos seguía el primo Alfredo que estaba abriendo hueco respecto a Javi.
En el km. 19 el dolor de gemelos y de espalda se agudizó lo que me impedía correr correctamente. Llegando a la entrada de Castañar por el camino del cementerio, me adelantó la chica que ganaría prueba femenina y llegué con ella hasta los metros finales. Entramos en el pueblo y pasamos al lado del colegio y de la que fue mi casa durante los años que allí estuve. Pero la cabeza no estaba para recuerdos. Había que terminar aquello como fuera. Pero amigos, la cosa no acababa aquí. Nos quedaba volver a subir a la Plaza de España por la durísima y empinada calle que conocimos al principio. Fueron unos 300 metros terribles que parecía que no se iban a acabar nunca. Sacamos fuerzas de donde nos las había y, con el ánimo y los aplausos de esta amable gente de Castañar, fuimos llegando a meta.
Sergio lo hizo tras pasarse 01:45:51 sufriendo como los demás y finalizando en
el segundo puesto de su categoría.¡ ENHORABUENA CAMPEÓN !. Enseguida apareció
por meta el castañero de adopción, Labra en 01:46:21. M. Ángel Gómez, pasándolo
peor que en otras ocasiones finalizó en 01:48:50. Susi, pese a ir de menos a
más, no encontró su habitual ritmo en ningún momento y tal vez el Maratón de Sevilla pudo
pasarle factura. Aún así terminó en 01:50:51. Un par de minutos después,
01:52:48, llegué yo tras pasarlo realmente mal ( supongo que como la inmensa
mayoría ) en los kilómetros finales y jurando en arameo. Enseguida llegó el
primo Alfredo con 01:53:03. Javi, que mejoró en varios minutos su registro del
año anterior cruzó la meta en 01:62:33 y Raúl Mérida con tanto o más mérito que
el primero, acabó la prueba en 02:21:43. El vencedor de la prueba fue el atleta
Víctor Rodríguez Castellano con tiempo de 01:26:52 y la primera chica, la
corredora madrileña Belén Díez Camacho con 01:52:46.
Nada más terminar, recogimos los
bártulos del guardarropas y nos fuimos Susi, Sergio, Alfredo y yo a darnos una
reconfortante ducha a casa de Javier y de Nieves que, amablemente, nos lo
habían ofrecido anteriormente y a los que agradecemos que nos abrieran,
literalmente, las puertas de su casa.
Y para terminar, nos fuimos
nuevamente a la Plaza a tomar unas cervecitas, ver la entrega de trofeos en la
que volvimos a ver a nuestro Sergio subirse al segundo lugar del cajón y,
posteriormente, acompañados por Dionisio, su esposa y Marcial, nos dirigimos a
degustar una exquisita paella que un restaurante de la localidad había
dispuesto para corredores y acompañantes.
Y finalizamos la jornada, tomándonos
un reconfortante café en uno de los muchos bares de esta hospitalaria
localidad. Y como yo no me podía ir sin ver a mis amigos Pedro y Alicia, fui a
hacerles una visita relámpago y les di un buen alegrón.
Y así terminamos todos esta dura
carrera de montaña. A algunos no les parecerá dura pero para otros ha sido la
prueba más exigente que hemos corrido. Yo creo que tardaré mucho tiempo en volver a hacer un medio maratón de este
tipo. En el tiempo que llevo corriendo ha sido la primera de montaña que hago y
tal vez sea la última. A mí me gusta correr para disfrutar y pasarlo bien y lo
de ayer domingo fue todo lo contrario: no disfruté en ningún momento, ni
siquiera bajando.Tal vez, los carnavales o una escasa preparación para carreras de montaña también ha influido. En fin, como carreras hay todos los domingos y para todos los
gustos, elegiremos las más apropiadas. Pero, esto, al menos, no es para mí.
Algunos pensarán que soy un exagerado. Pues muy bien, allá cada cual. Pero
bastante mal lo pasamos en muchos momentos de la vida diaria como para, encima,
el domingo, pasarlo peor. Esa es mi reflexión.
En cuanto a la organización,
bastante bien. Muy buena colaboración entre el Servicio de Dinamización y el
Excmo. Ayuntamiento, así como con voluntarios, Protección Civil, Cruz Roja,
Guardia Civil. La gente de Castañar, volcada con la carrera al igual que los
establecimientos comerciales. Buena señalización del recorrido y con ciclistas
con las bicicletas acompañando a los corredores. La bolsa del corredor,
mejorable para lo que pagamos, con camiseta, braga-gorro para el cuello, dulce,
isotónico y agua. Cuatro avituallamientos en carrera, uno en botella y el resto
en vasos, siendo dos sólidos y dos líquidos. Buen lugar para cambiarnos,
guardarropas y duchas en el pabellón, pese a que éste está algo retirado de la
zona de meta. Y, la paella, estupenda.
En fin, esto dio de sí el famoso
“ Camorro “. Con una buena paliza en las piernas llegamos a Jaraíz para
disponernos a comenzar una nueva semana en la que el recuerdo de nuestro amigo
y paisano Miguelín seguirá rondándonos por la cabeza.
La clasificación en : CLASIFICACIÓN CAMORRO
Las fotos que voy teniendo en: FOTOS CAMORRO
( Gracias Nieves e Irene )
Bueno, creo que a algunos no nos vendría mal cambiar durante una temporadita las zapatillas por el casco y el trineo y probar una nueva actividad que, con toda seguridad, será mucho más divertida y relajada.
Como siempre, ha sido un honor volver a representar a este club tan serio.
Las fotos que voy teniendo en: FOTOS CAMORRO
( Gracias Nieves e Irene )
Bueno, creo que a algunos no nos vendría mal cambiar durante una temporadita las zapatillas por el casco y el trineo y probar una nueva actividad que, con toda seguridad, será mucho más divertida y relajada.
Como siempre, ha sido un honor volver a representar a este club tan serio.
Saludos a todos y nos vemos por
esos caminos y carreteras.
Bien J.J por tu crónica de la carrera y por las palabras dedicadas a Miguelín. Me parece muy bien tu reflexión final. No se trata sólo de sufrir; se tiene que disfrutar de la mayor parte del recorrido.
ResponderEliminarPor cierto, Nieves e Irene son monitoras de ski los fines de semana en la
Covatilla.