ESOS MARAVILLOSOS AÑOS.
En estos dos años que llevo
corriendo, lo he hecho en Jaraíz, Monfragüe, Jarandilla, Coria, La
Carlota-Córdoba, Navalmoral, Plasencia, Salamanca, Sevilla, Segovia, Oropesa,
Portezuelo, Talavera, Arenas, Cuacos, Pasarón, Aldeanueva... pero nunca lo
había hecho en la ciudad a la que más cariño tengo por muchas razones, entre
otras, por haber pasado allí esos maravillosos e irrepetibles años de la
juventud, Universidad y que en la vida de una persona dejan huella. Y esa
ciudad es CÁCERES. Me habréis oído decirlo en algunas ocasiones: tengo que
correr en la capital de nuestra provincia y en la ciudad que me ha visto crecer
y hacerme persona. Cuando me lesioné el pasado mes de febrero, miré el
calendario y me propuse el Medio Maratón de Cáceres como la carrera en la que
quería “ reaparecer “. Y lo he conseguido. El haber recorrido las calles
cacereñas me ha inundado de felicidad y me ha traído a mi cabeza innumerables
recuerdos de esos ocho años que por allí paseé, estudié como un condenado, me
divertí como un enano, ligué como el mejor don Juan ( je, je..), conocí a mucha
y buena gente y, cómo no, pasé también malos ratos...Además, como he hecho solo
toda la carrera, esos pensamientos me han servido de evasión para olvidarme de
mis maltrechos gemelos que tan mal inicio de 2013 me han dado.
La salida de la carrera de la remodelada Plaza Mayor, impresionante.
La salida de la carrera de la remodelada Plaza Mayor, impresionante.
La entrada corriendo a la maravillosa
Ciudad Monumental desde la Iglesia de San Juan, pasando por la calle Pizarro,
en la que están muchos de los actuales garitos de la noche cacereña, que
algunos conocéis estupendamente, todo un lujo. El paso por esas angostas calles
por la que hace treinta años paseábamos, a la luz de la luna, o de alguna
farola, acompañados de buena compañía, increíble., si bien si entrabas solo en
esa zona, por entones, podías salir de ella escamao por la inseguridad que por
allí se respiraba...De innumerables recuerdos han sido también la bajada por la
calle Adarve Santa Ana siguiendo la muralla hacia el Arco de la Estrella,
pasando por el Museo del Mono, la antigua Facultad de Derecho a la que íbamos,
cuando podíamos, para ver a las mejores tías de Cáceres, el paso por la Plaza
de la Concatedral de Santa María, llena de turistas que tan pronto sacaban una
foto a los monumentos como nos la sacaban a alguno de nosotros, con la estatua de
San Pedro bendiciendo a todos los que por allí pasábamos. Uno de los momentos
más especiales ha sido el volver a contemplar la excepcional Plaza de San Jorge
( Patrón de Cáceres ) con la majestuosa iglesia de San Francisco Javier al
fondo, y el Palacio Luisa de Carvajal, antigua residencia femenina a la que acampañábamos a nuestras amigas
después de haber ido al cine o de haber estado echando unos bailes en alguna de
las muchas discotecas o pubs que por entonces frecuentábamos ( Faunos, Rita,
Acuarius, Ara, New People, Bols, Ok, Lennon, La Fontana...) así como el pasar
por la calle Godoy dejando al lado la
calle Camberos donde se ubicaba uno de los bares más famosos de Cáceres, es
decir, el Bar Epi, con sus chupitos de cerveza en los que había que encestar un
duro y donde intentabas ligar con las chicas de la Laboral que por allí se
acercaban para intentar ellas, a su vez, enrollarse con los soldados que se
alojaban en su pensión los fines de semana, y de la Plaza de Santiago donde ya entonces empezamos
a poner de moda los actuales botellones, eso sí, únicamente con litros de
cerveza y calimocho a unas cien pesetas la tirada; La subida hacia la Plaza de
los Toros por las traseras de mi querido colegio San Antonio de Padua donde pasé los mejores
años de mi adolescencia, por la Calle de San Justo, a la que salíamos cuando
tirábamos los balones por encima de la valla del cole. ¿ Qué decir de la Plaza de Toros ? donde
recuerdo un concierto con La Mode y Loquillo y los Trogloditas que para poder
ir a verlos nos tuvimos que escapar de la Residencia en la que estábamos
internos y que acabó como el rosario de la aurora, así como las vaquillas del aguardiente que allí se celebraban en la feria de mayo. Y qué contaros del Paseo de Cánovas, esta mañana oliendo a panceta y
ricos manjares por la Feria de la Tapa que se estaba celebrando este fin de
semana. La Cruz de los Caídos, donde miré de reojo a la calle San Vicente de
Paúl en la que pasé los últimos años de carrera en un piso alquilado y desde donde
se divisaba el antiguo ferial; la calle Gil Cordero, desde la que, cuando
teníamos perras, pues si no, había que ir a dedo, cogíamos los autobues para ir
al Príncipe Felipe para ver los partidos del Cacereño. La actual Avda Ruta de la Plata, ( antigua carretera de Salamanca ) donde se ubicaba la antigua estación
de autobuses desde la que partíamos contentos hacia el pueblo cuando nos daban
las vacaciones...o a la que fui a esperar a mi entonces novia y hoy actual
esposa, cuando vino a verme en cierta ocasión ( bueno, no fue precisamente a
verme a mí sino a su hermana ). Los recuerdos del Cine Coliseum, en la Avda de
España, todavía oliendo a palomitas de las de antes, el dejar a un lado la Avda
de la Montaña donde pasé los tres años de mi carrera de Magisterio en la
escuela que ya hoy es historia.
Añoranza me produjo el paso por la antigua calle de José Antonio
donde estaba la residencia en la que estuve interno algunos añillos, por el Bar
Rialto donde vi la goleada de España a Malta ( 12-1 ), por el antiguo Bar Jaype
en el que nos ponían de pincho unas bolas de las que el Sr. Pedro nunca quiso
revelarnos su receta, el Bar el Reloj con su buenota camarera, el Bar Rialto
con sus tapas de ensaladilla rusa, la Bodega, el Bar Amador, los sansones del
Mesón Extremeño, los peligrosos chupitos de tequila del Hidalgo donde con cinco
duros ponías música en su máquina de discos y podías escuchar, entre otras, la
“ Agüita amarilla “ de Los Toreros Muertos.. No tuve más remedio que
santiguarme al pasar por la calle donde se ubica la Iglesia de Santo Domingo, a la que los frailes del colegio nos obligaban a ir a misa los domingos y que
desemboca en mi querido colegio San Antonio ( hoy Hotel D. Manuel ) donde estudié, al igual que mi hermano, todo el Bachillerato. Y la Plaza
Mayor, con esas verbenas en las Fiestas de San Jorge en las que el que no ligaba
era porque era muy, muy feo o porque llevaba una tarama que no se tenía en pie,
con su excelso Ayuntamiento presidiéndola, con la Torre de Bujaco como su más
ferviente defensora y con las escalinatas del Arco de la Estrella invitándonos
a descansar en ellas sentados al sol primaveral. ¡ Joder, es que han sido
muchos y maravillosos recuerdos.!
Eso sí, hoy he sufrido más que en aquellos
años, en los que los sufrimientos eran de otro tipo: estudio, mucho estudio,
exámenes y más exámenes, amores y desamores, que también los hubo. Pero, como os contaré a
continuación, ha merecido, y mucho, la pena.
Desde estas líneas quiero agradecer a mis
padres el esfuerzo que tuvieron que hacer
para que yo hoy pueda ser lo que soy y pueda también contaros estas
anécdotas.
Y ahora, vamos a lo que vamos.
Y ahora, vamos a lo que vamos.
Desde la noche anterior ya estaba
nerviosillo, si bien no dormí mal como en otras ocasiones. Habían pasado más de
dos meses desde que me puse por última vez la elástica del club y eso se notaba
en mi subconsciente. Me asaltaban muchas dudas sobre si podría finalizar o no
la carrera. Cuando vi la foto que mi frêre me mandó con los dorsales y las
camisetas que había recogido el viernes por la mañana, vi que ya no había
vuelta atrás y que había que intentarlo. Preparé con detenimiento la bolsa de
deporte para que nada se olvidara. Al coger los geles vi que estaban caducados
desde el mes de enero. Según el Sr. Ministro, da igual, no hay que tirar nada. La
volví a repasar. Decidí estrenar gorra. Está todo. Ya la puedo cerrar.
A eso de
las 8 de la mañana recogí a mi buen amigo J.J. Santos en la estación de
autobuses jaraiceña para dirigirnos a la capital de nuestra provincia para
participar en la VII Edición del Medio Maratón Cáceres Patrimonio de la
Humanidad. Alrededor de las 8,30 h. paramos a desayunar en el área de servicio
“ El Caldero “ donde nos tomamos unas ricas tostadas con un exquisito café con
leche, vimos la salida de la Fórmula 1 y donde un individuo, con acento extraño,
nos sacó la primera foto de la jornada. Seguimos nuestro camino y sobre las 9,
30 h. entramos en la ciudad cacereña. Enseguida nos fuimos a la “ Pensión
Victorina “ donde tranquilamente nos cambiamos, nos echamos los ungüentos
correspondientes, visitamos al Sr. Roca y nos pusimos guapos para correr en tan
bella ciudad. Llegamos a la Plaza Mayor donde nos esperaba otro lanchacabrero,
esta vez con la indumentaria del C.M. Cáceres, uséase el amigo Timón que estaba
con sus compañeros Paco, Julio, etc. Al poco rato llegó nuestro amigo Martín que,
amablemente, hizo de reportero gráfico. También saludamos a otras muchas caras
conocidas como Antonio Serradilla y Manolo Jabonero del Navalmaratón, a Pacheco
y Fermín del C.D. Hispania jaraiceño, vimos a la rubia del “ guassá “ etc.
Calentamiento por una pequeña parte del recorrido para ir viendo lo que nos
esperaba. Algunas molestias, seguramente por los nervios, en el gemelo derecho
hicieron que me acercara a la Cruz Roja para que rociaran con un poquito de
Réflex. Antes de empezar, Santos comprueba que su gel también está pasado de
fecha. Se acojona un poco, no sea que se lo tome y se vaya de baretas…
A las 11
horas dieron la salida a la carrera de 10 kilómetros. A eso de las 11.10 nos
llaman para que nos vayamos colocando y, casi a las 11,20 h. dieron el
pistoletazo de salida al Medio Maratón individual y al relevo. Impresionante el
gentío que hubo en la salida y en la mayor parte del recorrido. Yo, en esta
ocasión y
como más viejo de los tres, “ ordené “ a J.J. Santos y Ramón que se
fueran juntos, que no quería verlos cerca de mí ni en pintura, pues yo no
quería ser una rémora para ellos. Quería ir a mi bola e intentar acabar la
carrera en las mejores condiciones posibles. Y así se hizo. Ellos salieron
hacia adelante y yo me quedé detrás del globo de 1,50. La salida, lenta y
cuesta arriba. Enseguida pasamos San Juan y entramos en el casco histórico por
la calle Pizarro donde discurrieron los duros primeros kilómetros por sus
empedradas calles y sus continuas subidas y bajadas. Paso por la calle Adarve,
Pza de la Concatedral, San Jorge, Cuesta del Marqués, calle Tiendas, calle
Godoy, Avda de San Blas. Salimos de la
parte antigua por la empinada calle de San Justo hasta enlazar con la calle
Margallo para llegar a la Plaza de Toros y enfilar la Avda de Hernán Cortés
hacia la estatua del caballo. Giramos a la izquierda, pasamos por el edificio
Múltiples y enseguida cogimos la Avda de España ( Paseo de Cánovas ) en
dirección a la Cruz de los Caídos, la
calle Gil Cordero y la Avda Ruta de la Plata. En esta zona de doble sentido, vi a
Faustino, Manolo, Antonio y nos cruzamos por primera vez Ramón, Juanjo y yo
.Todo esto, picando hacia arriba hasta el kilómetro 5,5 más o menos. Giro total
para volver por la misma avenida , de nuevo, a la Cruz de los Caídos. En este momento se retiró delante de mí un chico con los gemelos hechos polvo. Me dio mala espina. En fin, hay que seguir. Vamos
buscando la sombra de los edificios pues el calor empieza a arrear. Me junto con un asturiano que iba asado de calor, medio deshidratado ya que, según me comentó, hacía casi cuatro meses que no veía el sol. Encaramos la Avda de Antonio Hurtado. Esto ya
es otra cosa. Ahora es más cómodo pues vamos ligeramente cuesta abajo. Pero
claro, lo que se baja se vuelve a subir. Otra subidita, aunque corta hasta
volver a Cánovas. De nuevo nos cruzamos los lanchacabreros y nos volvimos a dar
ánimos. Detrás de ellos iba con paso elegante nuestra rubia del “ guassá “ con
su inconfundible camiseta rosa. El paso por Cánovas, impresionante. Muchísima
gente animando, las casetas de la Feria de la Tapa empiezan a funcionar y el
olor de las mismas te invitan a dejar el circuito y quedarte a tomar una
de las cervecitas que, gustosamente te servía Pauline. Mi ritmo es lento. El de Santos y Timón, mucho más vivo.
En esta
primera parte, según me contaron, Ramón lo pasó algo mal con algún problemilla respiratorio y Juanjo fue mejor, si
bien en la segunda parte se invirtieron los papeles. Yo, a lo mío. Se acercaba
el primer paso por meta y, los que conocíamos bien esa zona, lo notamos. Sin
querer, aumenté un poquito el ritmo para entrar bien en la abarrotada Plaza
Mayor. Un saludito a Martín para la foto y a empezar la segunda vuelta. De
nuevo, la zona más dura. Como las sensaciones eran buenas aumenté ligeramente el
paso y empecé a adelantar gente. A mis amigos del club les volví a ver por el
kilómetro 17 más o menos. Ramón había dejado a Juanjo y se fue con el hispano
Fermín que también había dejado a su amigo Pacheco. J.J.Santos prefirió no forzar pues
el hombre del mazo se le acercó y se le apareció en forma de una medio pájara,
de la que al final, pudo recuperarse ( ¿ Habría sido el gel ? ). Poco a poco
fuimos devorando los últimos kilómetros. En el 18 un fuerte dolor en el hombro
izquierdo me hizo bajar el ritmo hasta el kilómetro 19. Al entrar por última
vez en la actualidad llamada Calle Barrio Nuevo ( antes José Antonio ), decidí
dar lo que aún me quedaba dentro y
apreté hasta entrar de nuevo, con muy buenas sensaciones, en la plaza cacereña
para finalizar con un tiempo de 01:47:56 y sin notar síntomas de mi jodida
lesión de gemelos.
Antes que yo habían entrado Ramón, 01:37:25 y Juanjo, 01:39:15, finalizando así una excelente carrera. También entró en 01:34 mi amigo y acompañante en otras carreras Manolo Jabonero lo que le valió el segundo puesto en su categoría ( Veteranos E ). Y tras su finalización, unas cervecitas con el amigo Parejo y su familia que se habían acercado a vernos con Raquel, la Sra de Timón y sus hijos, así como con Martín, Marisa y Javier que también nos acompañaron en todo momento. A todos ellos, gracias por su compañía y sus ánimos. Después, los dos " Juanjos " nos dimos una reconfortante ducha con agua calentita, nos tomamos un café y emprendimos ruta hacia nuestro querido Jaraíz y finalizar así una inolvidable jornada.
Antes que yo habían entrado Ramón, 01:37:25 y Juanjo, 01:39:15, finalizando así una excelente carrera. También entró en 01:34 mi amigo y acompañante en otras carreras Manolo Jabonero lo que le valió el segundo puesto en su categoría ( Veteranos E ). Y tras su finalización, unas cervecitas con el amigo Parejo y su familia que se habían acercado a vernos con Raquel, la Sra de Timón y sus hijos, así como con Martín, Marisa y Javier que también nos acompañaron en todo momento. A todos ellos, gracias por su compañía y sus ánimos. Después, los dos " Juanjos " nos dimos una reconfortante ducha con agua calentita, nos tomamos un café y emprendimos ruta hacia nuestro querido Jaraíz y finalizar así una inolvidable jornada.
Esto dio de sí esta VII Edición
del Medio Maratón de Cáceres, en el que hemos participado alrededor de 1.200
corredores ( entre todas las categorías y pruebas ) disputado sobre un
exigente, más que duro, circuito de 10,5 kilómetros al que había que dar dos
vueltas. Destacar el tremendo calor que hizo, sobre todo en la segunda parte,
lo que endureció aún más la prueba, y la cantidad de gente que hubo
presenciando la carrera en muchas de las calles por la transcurrió la misma.
Una perfecta organización, si bien con algún fallo en el último
avituallamiento, voluntarios, Cruz Roja, guardarropas, globos, fisios,
aceptable bolsa del corredor (camiseta, isotónicos,barrita, fruta, dulces, agua
) y varios barriles de cerveza de los que, entre todos, supongo que dimos buena
cuenta.
En fin, esto es todo. Encantado
de haber corrido esta media maratón, de haber superado esta lesión y deseando
ya volver a ponerme los tirantillos y la calzonilla en otra nueva carrera que,
si todo va bien, será el día 28 de Coria.
Por último, pese a que no
pudieron venir a vernos, saludar también a mi hermano Félix, Paquita, Suco y
Marta, así como al amigo Luis y familia, que seguro que se acordaron de
nosotros.
Las clasificaciones las podéis ver en :
Las fotos que vamos teniendo las podéis ver en: FOTOS M.M. CÁCERES.
Saludos a todos y nos vemos por esos caminos y carreteras.
Señor redactor, según relatas en el artículo, en tus años de estudiante en Cáceres predominaron más los pinchos, discotecas, amoríos, cañas, etc... que los libros de la facultad. ¡Pero que bien te lo tuviste que pasar! y encima jugando en Valparaíso F.S apodado como "El látigo".
ResponderEliminar¡Felicidades por la media maratón!
Muchas gracias querido amigo Víctor. Como tú bien sabes como estudiante universitario que fuiste, en esos años hay de todo: estudio, diversión...; Lo que pasa es que te acuerdas más de esto último que de lo primero. Además, como por la Biblioteca Pública no pasamos... En fin, así fueron las cosas y así os las he contado. Y si a eso unimos el fútbol-sala cuando nos veníamos al pueblo en vacaciones jugando, primero con el Jariza y después con nuestro querido Valparíaso y rodeado de tan buena gente...Por ello, esos maravillosos años son irrepetibles.
ResponderEliminarUn abrazo.Juanjo.