Este fin de semana tocaba Jarandilla. Y a Jarandilla, si te encuentras bien y , salvo causas de fuerza mayor, no podemos faltar. Está cerca de casa, no hay que meterse un madrugón, lo organizan amigos nuestros y, además, aparte de su dureza, es espectacular; de esas pruebas que hay que hacer disfrutando, pese a que se sufre, y no poco, y mirando alrededor. Hoy el otoño tenía una preciosa estampa, con un colorido de auténtica postal y los senderos, perfectos para correr, salvo algún tramo más técnico en el que había que tener cuidado. Por todo ello, hay que ir a Jarandilla. Y además, nos tratan muy bien.